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Los mil operarios de la parada de Ence impulsan comercio y servicios en Navia

"Es una inyección económica muy importante para el pueblo", aplauden los empresarios del sector hostelero, que se pone a punto antes del verano

Trabajadores de la parada de Ence, en la calle, durante la pausa del mediodía. G. GARCÍA

Es difícil no encontrárselos por la calle a la hora de comer, o en cualquier terraza al atardecer, cuando ya han rematado la faena. Más de mil personas se tienen que dejar sentir en una población como Navia. Y el pueblo lo agradece, sobre todo comerciantes y hosteleros. La parada técnica anual de Ence, que se desarrolla durante estos días, supone un respiro para los negocios de la villa que atienden a los 1.300 trabajadores que llegan para poner a punto la planta de celulosa. A la inversión de 30 millones que la firma realiza en sus instalaciones cabe sumar el impacto de decenas de empresas auxiliares con cientos de trabajadores viviendo día a día en la localidad hasta el 21 de junio. "Es un boom", señala el sector de la hostelería.

El primero de los efectos del inicio de los trabajos de mantenimiento de la planta es que resulta imposible encontrar una cama libre en el concejo para estos días. Se ha colgado el cartel de completo en la práctica totalidad de los hoteles y los hostales. "A partir del lunes, poco a poco fue comenzando la parada, y hemos notado esa llegada al concejo de gente que trabaja allí. Nosotros estamos al cien por ciento de ocupación, y, por lo que he podido saber, todos los locales asociados a 'Destino Navia' están en una circunstancia similar", apunta Javier Blanco, hostelero naviego.

Las fechas en las que se produce la parada, justo antes del verano, también son idóneas, a su modo de ver, puesto que "es una de las épocas del año con la ocupación más baja". La parada ayuda así a superar el bache previo a las vacaciones estivales. Lo único negativo, cree Blanco, es que las paradas "cada vez son más cortas, porque las tienen cada vez mejor organizadas. Lógicamente, cuanto más tiempo esté parada la fábrica, son pérdidas para ellos, pero siempre suma". Bajo su punto de vista, este empujón en el consumo va más allá de los alojamientos y la restauración, pues llega a afectar positivamente a "comercios, locales de copas y supermercados. Todo el mundo lo nota en Navia", asevera.

Otro de los que no para estos días es Román Fernández, que en su restaurante da desayuno, comida y cena a 65 trabajadores todos los días. Es la misma gente, la misma empresa, a la que atendió en años pasados. Les gustó y repiten. "Esto es un 'boom' increíble para el pueblo, tenía que haberla cada dos meses", asegura, subrayando que para Navia supone "una inyección económica muy importante".

Galicia y Portugal son dos de los lugares principales de origen de los empleados de la parada, que, señala Fernández, "son gente que hace gasto, que salen a tomar una cerveza, y a hacer compras a última hora de la tarde". La hora punta son las ocho de la tarde, cuando el grueso de la plantilla de estas empresas acaba la labor diaria.

Aunque, también cabe decirlo, en esto de la parada hay diferencias según los países de procedencia. Los nórdicos, que aún llegan con cuentagotas, prefieren cenar antes, a eso de las seis. El café de Enrique Parra es uno de los pocos que a esa hora tiene la cocina en activo, por lo que es el elegido por este tipo de empleados. "Aún no lo estamos notando mucho, pero esperamos que poco a poco vayan llegando los técnicos, los que cenan temprano. De momento no han llegado", dice.

A final de mes, este empresario, al igual que el resto de los hosteleros naviegos, espera haber hecho el agosto en junio. Algo así le sucedió el pasado año. "Gracias a la parada, el mes de junio fue mucho mejor que el de julio", reconoce Enrique Parra. Nadie parece a disgusto con los empleados foráneos, gracias a los cuales se logra una fuente de ingresos extra durante más de una semana, y también varios puestos de trabajo para reforzar el servicio. Por último, son varias las empresas naviegas que se unen al tajo en la fábrica.

Durante diez días, la producción de la planta papelera se detiene en Navia para dar paso a los trabajos de mantenimiento y mejora planificados por la firma. En esta ocasión, Ence destina tres millones de euros a reducir los impactos olorosos y de ruidos, un objetivo en el que mantiene un compromiso con la población más cercana a la fábrica y en el que, aseguran ambas partes, se ha avanzado en los últimos años.

El resto de los fondos destinados a esta parada anual servirá para aumentar en 40.000 toneladas anuales la producción de la planta (unos 17 millones de euros) y para aumentar la fiabilidad de las instalaciones o reducir los costes de producción.

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