Belén Fernández, consejera de Infraestructuras, trasladó ayer su "claro compromiso político" de buscar una solución definitiva para el Museo del Calamar Gigante, y que esa solución pase por ubicar el equipamiento en Luarca. Esa intención se concretará en una reunión de los diferentes implicados en el proceso en un plazo de diez días, y la inclusión de una partida presupuestaria para tal fin en los presupuestos de 2017.

"Este comité ha cumplido su cometido", expresó, con visible satisfacción, Tino Ron, portavoz del comité ciudadano en defensa del museo de Valdés, tras la reunión mantenida en la sede de la Consejería con representantes del Principado y el regidor, Simón Guardado. Ron señaló que el compromiso quedó demostrado con las palabras de Fernández, que se comprometió a reunirse con el Alcalde y con representantes de la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas (Cepesma) en un plazo de "ocho o diez días".

Por otro lado, en el encuentro también se abordaron las dos posibilidades por las que pasa el futuro del museo. Una, a más largo plazo, sería la rehabilitación del edificio actual, en el puerto. En este caso se harían necesarios trabajos de obra pública de gran evergadura para garantizar la seguridad, como el refuerzo de la explanada del muelle nuevo y del dique del Canouco. Si se apuesta por esta vía, se habilitará una solución transitoria, que acogerá los equipamientos y contenidos del museo hasta el fin de los trabajos.

La otra opción pasa por buscar una ubicación en un edificio de Luarca, donde se llevaría a cabo un acondicionamiento del espacio, para dar cabida a la exposición. Este caso llevaría, se calcula, un tercio del tiempo que la opción primera, y no se habilitaría una sede provisional. En las negociaciones de ayer "no se ha hablado ni de dinero ni de fechas", apunta Tino Ron.

El comité no oculta su alegría tras el éxito de la reunión, y señala que este órgano ha sido invitado a participar en el proceso "como observadores, y aportando todo lo que podamos", señaló Ron, que quiere agradecer a la población de Valdés, y a la de todo el Occidente, el apoyo prestado a la causa. "Sin ellos, todo esto sería imposible", aseveró.

El comité de apoyo al Museo del Calamar Gigante de Luarca nació, de manera espontánea, en las redes sociales, impulsado por un grupo de ciudadanos que, al margen de intereses políticos, decidieron pasar a la acción. Una multitudinaria movilización ciudadana en Luarca, a principios del mes pasado, demostró que este grupo de vecinos no está solo en el empeño de recuperar un equipamiento destrozado por la fuerza el mar en varias ocasiones, la última en febrero de 2014.

Desde entonces, el comité, que siempre ha defendido la necesidad de dotar al museo de una solución "definitiva", se ha mostrado dispuesto a favorecer el diálogo entre las partes, aunque crítico con el Principado. Así, desde hace semanas, venían reclamando esta reunión con Belén Fernández.