La iglesia parroquial de Santa Eulalia de Mallecina (Salas) se quedó pequeña para acoger a todos los familiares, amigos y vecinos que acudieron ayer a las cinco de la tarde a despedir a Ubaldo García o, como se le conocía popularmente, a Ubaldo "el de la Paloma". Si en Oviedo Ubaldo García era todo un referente dentro de la hostelería, en Salas lo recuerdan como el vecino entrañable "con el que siempre se podía contar y que estaba dispuesto a ayudar en todo".

A pesar de dejar el concejo de joven para trabajar en Oviedo, nunca olvidó sus raíces y volvía a su pueblo, El Barrio, siempre que tenía oportunidad. En los últimos años, desde su jubilación, las estancias en su localidad natal se alargaban desde la primavera al otoño. De hecho, sus vecinos recuerdan que ,cuando se le preguntaba cuánto se quedaría por el pueblo, siempre repetía: "Mientras no haya que encender la calefacción".

Sencillo, humilde y muy sociable fueron algunos de los calificativos que sus conocidos utilizaron para recordar la figura de un hombre que todos coinciden en destacar que "se hizo a sí mismo". Su amigo Manuel Díaz Estrada recuerda que una vez que se instaló en Oviedo se convirtió "en la mano valedora de cientos de vecinos del concejo de Salas y de Pravia; tener su amistad era tener el pasaporte de una ayuda asegurada de forma desinteresada". Su último recuerdo de Ubaldo García fue hace unos 15 días en la celebración de la feria de San Pedro en Mallecina: "Le pregunté cómo estaba y me dijo que no se quejaba y que pensaba estar todo el verano en El Barrio, que estaba muy feliz de poder estar aquí", rememora Díaz Estrada.

Era habitual encontrarse con Ubaldo García en los diversos eventos que se celebran en el concejo. Nunca se perdía un martes en Salas, el día del mercado semanal en la villa, pero además "participaba en todas las actividades de la zona, siempre que se le pedía algo estaba ahí, era una persona con la que se podía contar para cualquier cosa, para organizar eventos festivos o para ayudar de forma personal", asegura su vecino Carlos Garrido.

Precisamente, su también vecina María José Argüelles asegura que su valía como persona quedó demostrada "en los numerosos homenajes que se le rindieron, sobre todo, desde su jubilación lo que dice mucho de cómo era".

En la despedida también estaba el alcalde del municipio, Sergio Hidalgo, que reconoció que el fallecimiento de Ubaldo García "es una pérdida para la sociedad, era un vecino emblemático en Salas y muy conocido y querido en la parroquia de Mallecina".

Tras el funeral de ayer, en la iglesia de Santa Eulalia de Mallecina, y el entierro en el cementerio parroquial, el lunes se celebrará otra misa funeral en la iglesia del Sagrado Corazón de María, en Oviedo.