En el día después de San Timoteo se repitió ayer la misma imagen y la misma rutina que en los últimos años siguen a las grandes romerías asturianas: el prado de la fiesta se llena de gente en busca de cualquier objeto para reciclar. Botellas, plásticos, cuerdas, además de móviles o cosas de valor que alguien haya perdido en plena diversión el día antes. Ayer por la mañana en Luarca el paisaje se salpicaba, aquí y allá, de personas que rebuscaban entre los restos del jolgorio, como ya pasó este verano tras el Carmín de la Pola, la Fiesta de las Piraguas en Ribadesella o el Xiringüelu en Pravia.

Desde antes del amanecer, fueron muchos los que se acercaron por el escenario de la romería para rescatar todo lo que pudiese ser de utilidad, y no estuviese roto o pisoteado. Los cascos de sidra fue de lo primero que fue retirado, junto a todo tipo de pertenencias que los romeros se dejaron en el campo.

Una joven regresó para intentar dar con su mochila perdida. Deambulando entre plásticos, su cara delataba que se trataba de una misión imposible. Otro hombre se afanaba para retirar las barras de un merendero derribado en medio de la "batalla" y cargarlas en su furgoneta. "Esto se puede volver a utilizar, no es basura", señaló.

"Fue uno de los San Timoteos con más calor que yo recuerdo", apunta el presidente de la Cofradía de San Timoteo, Antonio Álvarez 'Tono'. "La sombra estaba muy cotizada", añade. La valoración que la organización hace de la celebración de este verano es "muy positiva", puesto que el campo se llenó de gente y apenas hubo que lamentar altercados ni problemas de relevancia.

"Había una multitud enorme para ser lunes. San Timoteo tiene mucho tirón", resume 'Tono'. Se calcula que unas diez mil personas tomaron la parcela para disfrutar de la sidra, la música y las viandas durante toda la jornada en Luarca.

El único punto negro de la jornada se dio ya de regreso a la villa luarquesa, durante la actuación de las orquestas en la plaza del Ayuntamiento. "Un energúmeno lanzó una botella hacia el escenario, con la mala suerte de que alcanzó a uno de los cantantes. Es una vergüenza que pasen estas cosas para los que queremos a esta fiesta", afirma Antonio Álvarez.

La Cofradía de San Timoteo encarga todos los años a una empresa la limpieza del campo, que es de su propiedad, para que recupere su belleza característica. Los operarios comenzaron su trabajo en la tarde de ayer. "En dos días queda todo limpio, sin un papel", apunta el presidente del colectivo. Los luarqueses también deben ahora lavar y planchar sus chambrones, despedirse de los festejos de San Timoteo y aguardar, descontando los días, hasta que llegue de nuevo el próximo 22 de agosto.