La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las dos canguesas de Amancio Ortega

Clara Puerto acaba de llegar de EE UU tras estudiar con una beca del dueño de Zara que ahora disfrutará Aran Barrero: "Es una oportunidad irrepetible"

Clara Puerto y Arán Barrero, en la presa del Prao del Molín de Cangas del Narcea. DEMELSA ÁLVAREZ

Las becas "High School" de la Fundación Amancio Ortega, que permiten a los alumnos de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria iniciar sus estudios de Bachillerato con todos los gastos pagados en Estados Unidos y Canadá, han llegado a Cangas del Narcea. En el curso pasado la alumna Clara Puerto disfrutó de un año en el Estado de Virginia estudiando el primer curso de Bachillerato, y este septiembre será Arán Barrero quien pasará el curso en Pensilvania. Una experiencia única para estas dos alumnas canguesas que no dudaron en ningún momento en apuntarse a la beca.

"Me enteré por la Oficina de Información Juvenil y envié la solicitud con las notas y la renta familiar; pasé a la siguiente fase, que consistía en un examen en inglés, y la última parte una entrevista por Skype", explica Clara Puerto, que no se imaginaba que pudiese acceder a ello después de saber que unas 6.000 personas habían solicitado la beca y sólo se concedería a 200. El mismo procedimiento superó Arán Barrero, aunque en su promoción fueron 8.000 las candidaturas y 500 las becas concedidas.

Ambas coinciden en destacar que lo que les empujó a solicitar la beca fue el aprendizaje del inglés, pero, sobre todo, la idea de viajar, de tener la oportunidad de conocer otra cultura, gente nueva y otra forma de enseñanza.

"Es una experiencia muy recomendable, el nivel de estudios es inferior al Bachillerato español, lo que me obliga a ir ahora a clases para alcanzar el nivel de mis compañeros aquí, pero valió la pena y aunque tuviera que repetir el curso volvería a solicitar la beca sin pensármelo", explica Clara Puerto, cuya estancia en los Estados Unidos le ha servido para romper los estereotipos que llegan a través de las películas de Hollywood y descubrir "que allí no es todo tan bonito como lo pintan ni lo nuestro tan malo como pensamos".

Lo que más le gustó de la forma de educación americana es la libertad de la que gozan los estudiantes a la hora de decidir su futuro, ya que pueden escoger asignaturas variadas sin encasillarse en un modelo más orientado a las matemáticas o las letras, como ocurre en España. Además, explica, que, aunque "avanzan menos materia, los temas allí se explican en profundidad buscando la comprensión del alumno y no el aprendizaje de memoria, y los profesores son más cercanos y se preocupan por los alumnos e incluso les ayudan a potenciar aquello que se les da mejor".

El próximo martes Arán Barrero cogerá un avión que la lleve a Pensilvania para vivir una experiencia similar a la de su amiga. Su idea es que su estancia en Estados Unidos le sirva para decidir el Bachillerato que debe continuar estudiando en España luego, ya que su primera opción es apostar por Ciencias Sociales, pero no descarta otras posibilidades y espera que el poder cursar diferentes asignaturas le ayude a decidirse.

Durante todo el curso, los alumnos becados residen con una familia estadounidense y no pueden regresar a su casa ni recibir visitas. "Entendemos que es para evitar que no nos arrepintamos de habernos ido", explican. Una condición que se hace difícil de asimilar al principio, pero que una vez allí se olvida, "porque estamos ante una oportunidad irrepetible, recibiendo una beca con la que mucha gente sueña y tienes que estar contenta de estar entre los elegidos", subrayan.

Compartir el artículo

stats