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La columna del lector

Pésima gestión de un gran patrimonio

Soy natural de Ibias, un concejo con un gran potencial turístico situado en el suroccidente de Asturias. En la última década, con motivo de la llamada crisis, un tema que tendría muchos matices si se quisiera hablar de él, he ido viendo, con un gran dolor, cómo la gestión de los diferentes partidos de diversa ideología situados al frente del Ayuntamiento, por uno u otro motivo, nos ha llevado a ver el deterioro de un concejo con un gran patrimonio de manera vergonzosa.

Una de las principales fuentes económicas y de atracción turística en el verano es la piscina municipal, junto con su área recreativa, situada en San Antolín de Ibias, que es la capital del concejo. Y es aquí donde a cualquier persona que tenga un poco de cariño por lo suyo y por su pueblo le saltan las lágrimas por la rabia contenida, producto de ver dicha capital abandonada en algunos aspectos. Es increíble, vergonzoso y denigrante llegar a la piscina a pasar un buen día y ver cómo la piscina se encuentra con un 75 por ciento de agua, aproximadamente, estando los bordes de la piscina descubiertos y aumentando con ello las posibilidades de llevar golpes; el agua contiene todo tipo de insectos muertos, pequeños trozos de madera y pequeñas piedras; no existe ningún tipo de asistencia ni de explicación por parte de los directivos de la propia área recreativa, y la pelota sólo se pasa entre ellos y el Ayuntamiento; llegan turistas de Cangas del Narcea (45 minutos de distancia), ven cómo están las instalaciones y de manera inmediata vuelven a su casa haciendo comentarios de los esperados ante tal situación; cualquier persona va al bar y tiene que ver cómo hay que esperar mientras el responsable del mismo está sentado hablando tranquilamente con sus amigos; existen unos baños en un estado inadmisible en cuanto a la sanidad se refiere. Y, lo que es peor aún, ¡se cobra una entrada que equivaldría al uso de unas instalaciones como se espera y ni se devuelve el dinero ni se avisa del estado de las instalaciones en ningún sitio antes de pagar!

En resumen, un absoluto descontrol que está haciendo que este verano sea uno de los peores para el pueblo, económicamente hablando, en lo relativo al turismo. Y lo peor de todo no es que no existan recursos, lo peor es que todo esto es debido a la incompetencia que existe por parte de las personas que se encuentran al frente del pueblo en general, y de la piscina municipal en particular. A modo de cierre de esta carta, dejar una pregunta abierta para que cualquiera pueda entender cómo se puede sentir alguien que quiere ver a su pueblo donde debería estar: ¿acaso el dinero de la subasta del área recreativa, junto con la piscina, no sirve para mantener con un mínimo de cuidado la misma? (En los últimos años se han subastado valores superiores a 3.000 euros cada año por el uso de la misma).

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