El lobo atacó en la noche del viernes un rebaño de novillas que se encontraba en una de las fincas del pueblo tinetense de Cezures, al lado de la carretera y de viviendas habitadas, con el resultado de una vaca muerta. Fue el vecino de la casa colindante al prado quien descubrió por la mañana el cuerpo de la res y dio aviso a su dueño, José Mariano Fernández, de Brañalonga, que tiene una ganadería de leche de más de 90 cabezas.

"Es el segundo ataque en un mes y medio; en el anterior me mataron otra novilla y me dejaron cinco heridas", explica el ganadero, que recalca que el ganado "no está en medio del monte, sino en fincas integradas en el pueblo de Cezures, al lado de las casas y de la carretera".

Estos ataques han sembrado el temor en la parroquia de Brañalonga, cuyos vecinos exigen a la Consejería de Desarrollo Rural que se tomen medidas y se realicen batidas para frenar la incursión del cánido en zonas pobladas. Aseguran que las pérdidas van más allá de las económicas "porque a partir de ahora no podremos aprovechar los pastos por miedo a los ataques, además del descontrol que nos genera la pérdida de animales para la reposición de las ganaderías".