El lobo ha vuelto atacar en la parroquia de Brañalonga, en el pueblo homónimo, dejando una novilla muerta y cuatro heridas. Se trata del segundo ataque en dos semanas que afecta a la ganadería de José Mariano Fernández, que sufrió una pérdida en el mismo rebaño cuando las reses pastaban en el vecino pueblo de Cezures.

"Ahora las novillas las tenía en Brañalonga (su pueblo), de nuevo al lado de la carretera y de una casa habitada, y han vuelto a matarme un animal", lamenta el ganadero, que denuncia que les están obligando a perder los pastos por la intensa presencia del cánido. "No estamos hablando de ganado que está en el monte, sino en fincas dentro de los pueblos", recalca Fernández, quien asegura que en la parroquia hay una gran preocupación "porque mañana cualquiera puede tener un ataque". Por ello, los vecinos piden al Principado que se tomen medidas para controlar el acercamiento del lobo a las zonas pobladas.

En Enverniego (Valdés), los ganaderos también denuncian nuevamente la muerte de tres ovejas a manos del lobo. Los animales aparecieron muertos el domingo, con distintas heridas. La Asociación Agroganadería Propietarios Forestales y Amantes de la Naturaleza pide medidas "para que nuestros animales no sufran más".

En los últimos meses se han producido distintos ataques en varias zona del Occidente. "No pedimos una medida concreta, pero sí que se haga algo para frenar las muertes en la cabaña", añade el colectivo.