Tres de cada diez personas mayores de 65 años se caen, al menos, una vez al año. La proporción aumenta al 50 por ciento en el caso de los mayores de 80 años, y quienes se caen tienen hasta tres veces más probalilidades de hacerlo de nuevo en el siguiente año. Las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales o no intencionales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un tropezón, ya sea en el hogar o en la calle, puede quedarse, en el mejor de los casos, en una anécdota, aunque también puede derivar en lesiones importantes, que afectan, sobre todo, a ese sector de la población.

El área sanitaria I, en colaboración con la Escuela de Salud de Villayón, ha puesto en marcha un taller para evitar este tipo de accidentes. "Buscamos aumentar la fuerza, la coordinación en la marcha y el equilibrio", señala Elisabeth Martín, fisioterapeuta del área.

El taller cuenta con una quincena de participantes que, durante las sesiones, aprenderán a mejorar sus capacidades físicas para evitar caídas y fracturas.

"Está especialmente dirigido a las personas mayores de 65 años, ya que, con la edad, el cuerpo va perdiendo masa muscular, masa ósea, agilidad y equilibrio. En este sector de población son más propensos a las caídas y, a su vez, éstas tienen peores consecuencias. A veces no pasa nada, pero otras se realizan fracturas, siendo las más comunes las de cadera y muñeca", explica la fisioterapeuta. Además, a este trastorno se le suman las complicaciones asociadas que puedan tener, tales como períodos de encamamiento, durante los cuales se pierde masa muscular, y el miedo a desenvolverse, como era costumbre, en el ambiente doméstico por el riesgo de una nueva caída.

Los ejercicios que se aprenden en el taller son sencillos, utilizando elementos cotidianos, y fácilmente reproducibles en el hogar. "Todos van encaminados a aumentar la fuerza, la coordinación en la marcha y el equilibrio. Comenzamos con un calentamiento, y después pasamos a trabajarlos", señala la profesional santaria, que subraya la necesidad de que los participantes "aprendan este sencillo trabajo y lo puedan reproducir en sus casas". El objetivo, indica, es que se pueda incorporar a la rutina diaria, y que lo tomen como un hábito. "No conseguiremos nada si solo trabajamos en las clases", asevera.

Los resultados del método, apunta Elisabeth Martín, ya se han dejado ver en Vegadeo, Luarca y Navia, localidades que han albergado el curso en años anteriores. "A partir de unas pocas sesiones se ven beneficios. El paciente los siente, y se aprecian desde afuera. Quedan encantados, con ganas de más", dice Martín, que reconoce que en el área noroccidental, al poseer una población envejecida, este tipo de iniciativas son necesarias para que no se dispare el número de accidentes de este tipo.

Los datos también reflejan que la mitad de las personas que se caen lo hace en sus domicilios; de ahí la recomendación de adaptar, en la medida de las posibilidades, el ambiente doméstico a las capacidades de los residentes, a fin de hacerlo más seguro. Otros consejos de los especialistas para evitar caídas son mantener una buena forma física, cuidar la dieta y revisar la medicación.