Tablado de Riviella, en Tineo, intenta recuperar el espíritu del trabajo colaborativo tan común en los pueblos de antaño con la restauración del interior de su iglesia. Con aportaciones económicas o de mano de obra, todo el pueblo y la parroquia pone su granito de arena para sacar un proyecto adelante que se presenta como la chispa que puede encender otras iniciativas.

"Antes eran muy comunes las sextaferias y ahora tenemos que concienciarnos de que debemos volver a ello, porque es muy difícil conseguir que nos hagan arreglos", explica Pilar Rodríguez. Entre la lista de cosas pendientes de mejora están un par de fuentes que hay en el pueblo y un lavadero, que en la actualidad están totalmente desatendidos. La localidad también cuenta con un campo donde durante mucho tiempo se jugó al juego de bolos; sin embargo, ahora ya no se utiliza para ese fin y su cercado presenta un visible deterioro que hace que los vecinos se planteen actuar también aquí.

De lo que más orgullosos se sienten en Tablado es de mantener abierta su escuela, perteneciente al colegio rural agrupado Gera-Cuarto de los Valles, en la que se imparte clase a nueve alumnos pertenecientes a los pueblos cercanos. Aunque recuerdan que estuvo cerrada hasta en dos ocasiones: "Se consiguió reabrir, aunque no fue fácil, pero ahora lleva unos 25 años funcionando y es lo mejor para que los niños más pequeños puedan estar más cerca de casa y para dar mucha vida a los pueblos", apunta José Manuel Fernández. Además, la escuela siempre deja recuerdos imborrables en sus alumnos. Es el caso de Prudi Francos, que cuenta cómo en su época de estudiante eran hasta 60 alumnos bajo las normas del profesor Julio Ruiz, una persona muy querida en el pueblo porque no solo instruía a los más pequeños, sino que en las largas noches de invierno daba clase a los adultos de forma gratuita.

La ganadería siempre fue el principal sustento del pueblo y a lo que se dedicaban las 18 casas de Tablado. Ahora quedan activas seis ganaderías de producción de leche, con un buen número de ganado, que se aprovechan de un terreno que los vecinos aseguran que es muy bueno "porque tenemos muchas parcelas llanas y tractorables, es un buen pueblo".

No obstante, Tablado no se libra de la fuga de jóvenes. "Ahora que hay de todo nadie se quiere quedar en el pueblo; antes vivir aquí era muy duro, pero la vida era muy alegre, había esfoyazas, reuniones en las casas... incluso ir a las castañas era divertido", rememora Manuel Feito a sus 92 años.

En ese Tablado de la juventud de Manuel Feito también había un bar tienda que permaneció abierto hasta principios de los años noventa. "Era el punto de reunión y de compras, pero con la llegada de la televisión y luego internet se acabó con la sociabilización en los pueblos", lamenta José Manuel Fernández.