Ni el frío ni la persistente lluvia que tuvo presencia durante toda la mañana de ayer hizo que los amantes de las setas se perdiesen la oportunidad de salir al campo en su búsqueda en la excursión propuesta dentro de las jornadas de las setas, la miel y las castañas que organiza la asociación micológica "Senderuela" con la colaboración del Ayuntamiento de Cangas del Narcea y que tendrá continuidad el próximo fin de semana.

Una quincena de personas guiadas por Juan Antonio Sánchez, miembro del Instituto de Restauración y Medio Ambiente de León, se dirigieron a los bosques del vecino concejo de Tineo, en concreto a los alrededores de Los Semellones, con la intención de encontrar una buena cesta de hongos comestibles. La mayoría del grupo provenía de Ávila, donde este otoño las setas no han hecho acto de presencia.

"Somos de Arévalo y venimos en busca de setas porque allí no las hay, además de aprovechar para conocer un sitio diferente", explica Sergio García. En su caso se están iniciando en la recolecta de hongos, por eso se animaron a participar en una ruta que contase con una persona especializada para guiarles en el proceso. "Conocemos las tres especies autóctonas que tenemos en Ávila y nuestra intención es saber algo más de setas y entender mejor lo que vemos, por ello buscábamos salidas con guía y cuando vimos esta nos apuntamos", añade.

Juan Antonio Sánchez cuenta que este año estamos teniendo uno de los otoños más secos y tardíos que se recuerdan, lo que ha provocado que también sea en el que menos setas hay. "El mes de noviembre en Asturias todavía puede ser bueno para las setas, porque necesitan humedad y que no hiele; sin embargo, en Castilla y León ahora empieza pronto a hacer mucho frío y ya no saldrán", argumenta el guía, que reconoce que en Ávila "tienen mucha tradición de salir a por setas, pero este año no hay, por eso nos encontramos con que ha venido gente de allí para aprovechar esta salida micológica".

Sánchez habla de la existencia de un micoturismo que cada vez está teniendo más fuerza porque aúna "a gente que quiere coger setas, pero también acercarse a la naturaleza, y cuando no hay hongos en su zona no dudan en desplazarse a otros lugares".

Entre los asistentes había mucho público infantil que fue el encargado de hacer olvidar, con su entusiasmo, el frío y la lluvia. El más afortunado en la búsqueda de hongos fue Diego Hernández, que se encontró con la seta de la inmortalidad o reishi, muy cotizada en Asia.