Las primeras jornadas de educación para la salud organizadas en Cangas del Narcea por el Servicio de Salud del Principado y el Ayuntamiento analizaron los alarmantes datos recogidos en las encuestas nacionales Edades y Estudes, además de en un estudio del epidemiólogo de la Consejería de Sanidad José Ramón Hevia, sobre el consumo de psicofármacos en la sociedad.

Según los datos del estudio realizado en 2012, 265.000 personas consumen de forma habitual estos medicamentos conocidos como antidepresivos y ansiolíticos y, de ellas, la mayor parte son mujeres y mayores de 60 años.

José Ramón Hevia destacó en su discurso "la inmensa cantidad de medicamentos que hay de este tipo, la cantidad de gente que lo consume y la falta de justificación para que el consumo sea así de elevado". Y sentenció: "La soledad no la cura el Orfidal". Hevia apostó por que se deben buscar alternativas relacionadas con la sociabilización de las personas en la participación de talleres y cursos en los que se trabaje la salud para evitar el abuso de estas sustancias.

El ejemplo práctico lo expuso Marta de la Fuente, técnica de la Escuela Municipal de Salud de Tineo, que desarrolla un trabajo de colaboración con los agentes sanitarios del área sanitaria II que le derivan pacientes en procesos depresivos. "Tienen que apuntarse a alguna de las actividades que desarrollamos en la escuela con el objetivo de salir del bucle en el que están de pensamientos negativos y soledad", explica De la Fuente, que nota como los participantes mejoran progresivamente.

Los expertos alertaron sobre la tendencia en las últimas décadas de medicalizar situaciones vitales que causan tristeza o frustración como pueden ser la pérdida de un ser querido o un fracaso a nivel sentimental o profesional. "Una personas tiene que enfrentarse a eso con naturalidad, sin embargo, ahora se ve como algo excepcional y se trata como una enfermedad", apuntó José Antonio González, sociólogo en la Consejería de Sanidad. Cerró las jornadas Susana G. Tardón, responsable de Salud Mental en el área sanitaria II, recordando la importancia de aprovechar las actividades ocupacionales que ofrecen los municipios para apoyar los tratamientos psicofarmacológicos y frenar "el incremento de su consumo que se ha producido en los últimos años".