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Truébano recuerda su pasado minero

La localidad tinetense, con una treintena de vecinos, presume de ser un pueblo bien conservado, cercano a Tineo y soleado

Luis González, en Truébano. D. ÁLVAREZ

Dicen los vecinos de Truébano que bajo el suelo de su pueblo se extienden las galerías de las antiguas minas en las que décadas atrás se extraía carbón. Como otros pueblos de la zona, Truébano estuvo superpoblado durante esos años de furor minero, una visión que contrasta con la tranquilidad que se respira en sus calles en la actualidad.

Casas llenas de gente, pajares, cuadras y paneras alquiladas a trabajadores y dos bares tiendas funcionando sin parar gracias a la actividad que se desarrollaba en el subsuelo. La paralización del trabajo minero en la zona se llevó también la vitalidad de la localidad. "Entonces había dinero y se movía todo por aquí, las casas en las que había bar vivían de los mineros y cada rincón del pueblo estaba alquilado a trabajadores", explica Sabina Fernández, cuyo tío regentaba uno de los chigres del pueblo que "cerró hace unos 30 años, después de acabarse la mina porque la gente ya no consumía", explica.

La familia de Luis González es una de las que llegó al pueblo por el trabajo que ofrecía la mina y continuó residiendo en la localidad. "Llegué aquí con mis padres a los cuatro años, éramos de San Fructuoso (otro pueblo tinetense) y vinimos por la mina", explica González, que ya está jubilado y ha decidido quedarse en Truébano "porque es lugar muy tranquilo, está muy bien situado y tenemos la suerte de que es soleado", destaca.

En la actualidad una docena de casas se mantienen habitadas de forma habitual, con una treintena de habitantes, mientras otras tantas tienen sus puertas cerradas y en algunos casos logran llenarse de vida de nuevo en verano, cuando el pueblo nota un repunte de población. No obstante, esto no ha evitado que la fiesta de la localidad en honor a Santiago Apóstol haya dejado de celebrarse y lo único que se mantenga sea la tradicional misa al patrón en la capilla situada en medio de Truébano.

A pesar de la pérdida de población, en los últimos años el pueblo ha logrado atraer nuevos vecinos para sus casas deshabitadas. Manuel González es uno de ellos. Escogió Truébano por su buena situación, cercana a Tineo y al polígono de La Curiscada, una ventaja respecto de otros núcleos rurales. Además, la localidad está bien cuidada. Cuenta con unos caminos asfaltados recientemente e incluso con bancos para disfrutar de reuniones vecinales o de un descanso tras un paseo. Asimismo, tiene bien conservadas las dos fuentes que están en el interior del núcleo.

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