Hoy hace 50 años que la luarquesa Charo Huerta y el piloñés Andrés Tolivia abrieron el quiosco del parque de Luarca. La pareja se conoció en las cuencas mineras. Él era minero y ella, empleada de hogar. Con la huelga de la minería de 1962 decidieron volver a la Luarca natal de Charo. Tras desempeñar distintos trabajos eventuales, se convirtieron en emprendedores. Abrieron un carrito de venta de prensa y revistas que todos los días se instalaba en lo que en Luarca se conoce como La Farola (plaza de Los Pachorros). Por la noche, se recogía todo el material y también el carrito de ruedas, que permanecía en una esquina de la calle de La Peña hasta el día siguiente.

Vender periódicos y revistas de la época tenía sus ventajas y sus inconvenientes. La familia resistió los malos tiempos y no hizo sino progresar. Y eso pese a la denuncia de un vecino, que motivó el traslado del punto de venta. Bajo el mandato de Román Suárez Blanco en Luarca, Charo y Andrés consolidaron su negocio en el parque de Luarca. Desde entonces, el "quiosco de Charo" o el quiosco del parque ha visto pasar las décadas desde un lugar privilegiado de la villa.

Andrés Tolivia dejó de ser titular, por enfermedad, en 1988. El negocio está ahora en manos de sus hijos, Dolores y Andrés Tolivia, quienes prefieren que las muchas aventuras que vivió este matrimonio al frente del negocio permanezcan en la intimidad familiar. Entre 1969 y 1980 fue el "quiosco verde" por ser éste su color predominante; desde 1980 tiene la estética actual.

Dolores Tolivia ha visto pasar muchos periódicos hoy desaparecidos por su mostrador. "Diario 16", "Ya" y "El Alcázar" son sólo unos ejemplos. Dolores Tolivia dice que tener un quiosco es especial: "Se conoce a mucha gente, se hacen muchos amigos y este es un mostrador de tertulia". Su hermano, Andrés Tolivia, apunta como anécdota que el quiosco resistió impertérrito nevadas e inundaciones, y que fue el único local de los alrededores que en años de inundaciones no tuvo que lamentar pérdidas. En su historia, también figura el reparto del Gordo del sorteo especial de la Lotería, cuando el quiosco era también punto de venta de boletos.

Detrás de este negocio, anécdotas aparte, hay mucho trabajo. El despertador suena todos los días a las seis y media de la mañana con el fin de que puedan distribuir lo antes posible los periódicos a los ávidos lectores.

Hoy la familia Tolivia Huerta recordará las cinco décadas de un negocio que es un icono para Luarca. Dicen sus titulares que esperan verlo muchos años más abierto, todos los que faltan para sus jubilaciones.

Entretanto, agradecen a sus clientes y amigos la fidelidad. "Gracias a ellos seguimos siendo el quiosco del parque de toda la vida", dicen.