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Tablado del Río lucha por sobrevivir

"Aquí no hay otra, los jóvenes se marcharon porque no es zona para tener una ganadería grande", lamentan los escasos vecinos

Ángel Menéndez, ante su casa. D. ÁLVAREZ

Tablado del Río, perteneciente a la parroquia tinetense de Bárcena de Monasterio, es un ejemplo de la rápida decadencia que ha sufrido el mundo rural en los últimos años. Hace unas décadas la localidad tinetense era un bullicio de vecinos que transitaban por sus estrechas calles. Ahora, aunque en el censo aún conste que habitan más de una veintena de personas, la realidad es que tan solo dos casas permanecen abiertas, con tres inquilinos cada una de ellas.

Una pérdida de población que queda de manifiesto en el estado de conservación del pueblo, donde la maleza cada vez está más próxima a las casas, sustituyendo lo que no hace mucho tiempo eran prados verdes.

La ganadería de leche fue la principal actividad del pueblo, que se fue abandonando a medida que los jóvenes decidían buscar fortuna lejos y los mayores alcanzaban la edad de jubilación. Ahora, solo Ángel Menéndez mantiene una ganadería con una veintena de cabezas y reconoce que el pueblo no es tan malo: "tenemos una buena vega al lado del río Bárcena que se podría trabajar, pero la mayoría está descuidada".

Su vecino José Fernández entiende la falta de futuro de Tablado del Río. "Aquí no quedó otra, los jóvenes tuvieron que marcharse para ganarse la vida porque no es una zona para desarrollar una ganadería grande, y tal y como está todo ahora con el ganado no daría para vivir", subraya.

Fernández recuerda que el pueblo era conocido por su vecino Vicente García, que se dedicaba a bobinar motores, y eso hacía que hasta la localidad se acercasen personas de todas partes con sus piezas. Asimismo, cerca de Tablado, pero perteneciente al pueblo de San Vicente, había un bar que animaba la zona, pero que cerró hace unos 30 años. Los mismos que dejó de celebrarse la fiesta de San Vicente, que agrupaba a los dos pueblos. "El 22 de enero celebrábamos todos juntos la fiesta en la capilla de San Vicente, pero desde que cerró el bar se dejó de hacer porque cada vez quedaba menos gente", lamenta Fernández. De hecho, el pueblo de San Vicente, a pocos metros de Tablado, ya no tiene ningún habitante de continuo.

Pasado aurífero

Lo que sí tiene la zona es un pasado aurífero que se encuentra a cada paso en sus montes y en el río Bárcena. "Los veranos esto se llena de gente en busca de oro en el río, y por el monte se pueden ver excavaciones", explica José Fernández. No obstante, en el pueblo no existió la fiebre por el preciado metal y ninguno de sus vecinos se dedicó a su búsqueda.

Además, los nombres que conservan algunos lugares de la localidad como la "cueva de los moros" o el "lavadoiro" (lavadero del oro) hacen revivir la historia y las leyendas de la zona.

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