Tragedia y esperanza, angustia y solidaridad, negra ceniza y brotes verdes. Son las dos caras de una misma moneda: la oleada de incendios forestales que calcinaron Asturias hace hoy un año, y que se cebaron especialmente con el concejo de El Franco, en el que dos terceras partes de su superficie resultaron pasto de las llamas. Al cabo de 365 días de aquellas fatídicas horas, los franquinos recuerdan con nitidez el rápido avance de las llamas, el intenso olor a humo y el miedo a la voraz destrucción del fuego. Sin embargo, también contemplan cómo la naturaleza hace rebrotar los bosques, y al verde recuperando, poco a poco, su terreno.

"Fueron momentos horribles", asegura María Ángeles López, una de las vecinas del concejo que ayer participó en la marcha conmemorativa por el primer aniversario del gran incendio. La ruta siguió el itinerario de la celebrada en el mes de febrero, visitando algunas de las zonas afectadas por las llamas. "Lo recordamos como si fuera ayer", añade López. Ella divisó el humo en las lejanas montañas del interior a eso de las dos de la tarde, y la velocidad de las llamas la sorprendió. "En menos de cuatro horas ya estaba al lado de casa. Gracias a los ganaderos se evitó una tragedia mayor", incide esta vecina, que tuvo que ser desalojada, junto a su familia, por razones de seguridad. Un año más tarde, el paisaje calcinado "sigue dando mucha pena", afirma López, que también ve cómo "los árboles están brotando de nuevo". "Ahora tienen que hacerse las cosas bien, para que esto no vuelva a repetirse", afirma.

En la marcha, aprovechando el sol que lució durante toda la jornada, también participaron Alberto García y Sonia Feito, junto a sus hijos Sergio, de seis años, y Sara, de cuatro. "A nosotros no nos tocó estar aquí aquel día, pero sí a muchos amigos, vecinos y conocidos. Traemos a los peques para que conozcan lo que pasó y que sepan que es muy importante cuidar los bosques", explica la pareja.

"Hace un año vimos el daño que hace el fuego, y hoy vemos cómo la sabia naturaleza ha puesto su esfuerzo para recuperar todo esto", apunta la alcaldesa de El Franco, Cecilia Pérez, que llamó a "no olvidar el pasado, trabajar en el presente y tener esperanza en el futuro". El paisaje franquino ha pasado de quemado a talado. "Es desolador, pero entendemos que también es el paso previo a tener una frondosa arboleda dentro de no muchos años", enfatiza la Alcaldesa.

Para la eternidad quedará, como símbolo de todo ello, un contenedor que el fuego convirtió en obra de arte. Desde ayer se exhibe en As Quintas. "Testigo del desastre, semente de futuro, sin esqueicer atopar camíos novos, camíos de progreso, camíos d'esperanza", ha escrito la franquina Aurora Bermúdez para acompañar la composición. Una obra que, como explica el escultor Herminio Álvarez, "representa como ninguna otra cosa aquella catástrofe que vivimos".

El "Contenedor de la memoria", como se ha denominado, fue hallado cerca de La Caridad días después del desastre. "El artista fue el propio fuego, no hubo ninguna intervención del hombre. Es una obra de arte digna de cualquier museo", alaba Herminio, que fue el encargado de darle sentido a los restos de aquel infierno y que sostiene que la escultura "nos recordará para siempre lo que sucedió aquel día".

En la misma línea se expresa el crítico de arte Daniel Suárez, para el que este contenedor "es una de las mejores expresiones artísticas que pueden verse en Asturias en mucho tiempo", llegando a calificarla como "sobrecogedora, impresionante y magnífica". Destaca, además, que "un contenedor de basura, de despojos, pasó a convertirse en un contenedor de trágicos recuerdos".