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Diálogos occidentales | ANDRÉS RODRÍGUEZ MONTEAVARO | Historiador boalés, organiza el "Outono en Bual"

"Estar conectados con nuestro patrimonio es más cuestión de voluntad que de dificultad"

"Hasta que no sintamos verdadero amor por lo nuestro y lo protejamos, los pilares de nuestro pasado seguirán tambaleándose hasta hacerlo desaparecer"

Andrés Rodríguez Monteavaro, en Boal. G. GARCÍA

Tras varias semanas viviendo a un ritmo frenético, el joven boalés Andrés Rodríguez Monteavaro respira aliviado. El festival que organiza como miembro de la asociación "Mezá" en su villa natal ha sido un éxito, y ya piensa en las novedades que el "Outono" tendrá en su décima edición. El colectivo de jóvenes ha logrado convertir en referente esta localidad occidental, aunando cultura y saber tradicionales con atractivas actividades.

-Una vez ha finalizado el festival de este año, ¿qué balance hacen en la organización?

-Los resultados son muy satisfactorios. Cada año, la participación en las actividades aumenta de forma exponencial y ya hemos conseguido hacernos un nombre dentro de los circuitos de festivales de este tipo del noroeste de la península. El formato con conferencias, talleres y deporte, unidas a los conciertos, lo hacen diferente del resto, lo que ayuda a atraer mucho público de fuera. Aun así, año tras año trabajamos para intentar hacer una oferta más atractiva y, sobre todo, de mayor calidad.

-Es la novena edición. ¿Pensaban llegar tan lejos?

-Lo que empezamos como un pequeño festival orientado a dinamizar a la población más joven del Occidente se ha convertido en un evento intergeneracional que año tras año atrae hasta nuestro pueblo a mucha gente de Asturias y de Galicia. Cuando se organizan este tipo de eventos se piensa más en el presente que en el futuro, aunque siempre se tiene puesto un ojo en el año próximo. Es más, ya estamos trabajando para celebrar un décimo aniversario con el mejor cartel posible.

-Lo han hecho en plena crisis y en un entorno rural. ¿Cuál es el secreto?

-No existe para nosotros ningún secreto que no sea el trabajo duro y el seguir apostando por la tierra en la que nacimos. Sabemos que en el centro de Asturias sería mucho más fácil atraer al público con una programación como la nuestra, pero creemos que perdería absolutamente toda la esencia que le da el marco incomparable del rural occidental. La autogestión y la descentralización de la sociedad son dos de nuestros motores básicos para construir futuro aquí y ahora.

-Mucha gente de Boal y del entorno se ha volcado con el festival. ¿Sigue siendo fuerte el vínculo de cohesión social?

-La ayuda de los negocios y los hosteleros de la zona resulta de vital importancia para nosotros. Creemos que esto es recíproco, ya que, gracias a la llegada de asistentes foráneos al festival, se produce una dinamización económica de la zona durante ese fin de semana. La relación con otras asociaciones de nuestro entorno es muy buena y hay mucha gente que a título individual nos ayuda a echar este proyecto adelante.

-Han comenzado con un grupo, "Caldo y Os Rabizos", a recuperar partituras e instrumentos tradicionales. ¿Cómo está siendo la acogida?

-El grupo surge como una puesta en práctica de los trabajos de recogida que se están realizando en el Navia-Eo en torno a los gaiteros y conjuntos musicales tradicionales. El resultado está siendo increíble, contando ya con una larga lista de conciertos en poco más de un año de trayectoria. Tocar exclusivamente repertorio de la comarca para el baile o utilizar una réplica de las gaitas que fabricaba Fermín Docampo de Grandas a principios del siglo pasado, todo ello con una buena dosis de fiesta, hacen de este proyecto algo diferente que atrae al público.

-¿Cómo trabajan para recuperar la música que se tocaba antes?

-Hoy en día aún queda un gran número de músicos tradicionales en activo en nuestro territorio. Resulta fácil encontrarse con ellos y aprender sus repertorios y su forma de tocar. Desde mi punto de vista, estar conectado con nuestro patrimonio es más una cuestión de voluntad que de dificultad.

-Como historiador y fotógrafo ha estudiado el patrimonio industrial de la comarca. ¿Es el gran olvidado?

-Los grandes olvidados son el patrimonio y el mundo rural en general. Si bien es verdad que el patrimonio industrial cuenta con unos factores que no lo favorecen mucho, otros como el arqueológico o el inmaterial tampoco gozan de una salud envidiable. Hasta que no sintamos verdadero amor por lo nuestro y nos hagamos con las riendas de su protección, los pilares de nuestro pasado seguirán tambaleándose hasta hacerlo desaparecer.

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