A la cántabra Mar Martinena, delegada comercial de la empresa Mars, le tocó ayer, renovar la pintura del pasillo central del centro de apoyo a la integración (CAI) que la asociación Fraternidad gestiona en Villamil (Tapia). Fue una de las 35 personas participantes en este singular proyecto de voluntariado corporativo que esta empresa, famosa por sus chocolatinas, desarrolló ayer de manera simultánea en Tapia, Madrid y Sevilla.

"El voluntariado corporativo está entrando cada vez más en España. Es bueno porque fomenta el trabajo en equipo y motiva a los trabajadores planteándoles la oportunidad de ayudar a otras personas que lo necesitan", explica Gerard Soler de Unit Element, organizadora del evento. Con él coincide el vasco Antonio Martín, otro de los voluntarios, que considera que es una actividad positiva que permite ayudar y estrechar lazos con los compañeros. A su lado, Gonzalo Brea, indica que no es la primera vez que se ofrece como voluntario y que se trata de una actividad muy gratificante: "Te quedas a gusto, permite contribuir con la sociedad".

La particular reforma desarrollada durante toda la mañana en Fraternidad incluyó la pintura de buena parte del centro, el acondicionamiento del jardín y la mejora de la zona que conecta el edificio central con el taller, donde se han plantado árboles frutales.

"Es increíble lo que están haciendo, nunca habíamos vivido algo así", precisa la directora de Fraternidad Inés Fernández. Además 15 usuarios del centro colaboraron con este equipo de voluntarios.