"Tuvo muy mala suerte. Un despiste, puso una rueda fuera, y ya. No hay mucho más que decir". Nadie en Ibias encuentra explicación, más allá de una trágica fatalidad, a lo sucedido en la tarde del sábado, cuando Manuel Oviaño Cangas, "Colás", de 56 años, se salió de una pista y se precipitó con su todoterreno por la escarpada ladera, encontrando así la muerte en una tarde de caza como cualquier otra. Conocía perfectamente el terreno, y era un avezado conductor. Compañeros de cuadrilla, amigos y vecinos sienten ahora "un vacío muy difícil de llenar" ante la irreparable pérdida de un hombre al que todos califican como generoso, servicial, atento y trabajador, pero sobre todo, "una gran persona".
Para la veintena de cazadores de la cuadrilla "Barrio del Sol", que durante años lideró Oviaño, la de ayer fue una jornada realmente dura. Aún sin tiempo para asumir la tragedia, se encaminaron hacia el punto entre Uría y Morentán por el que se precipitó el coche, que acabó en el fondo del barranco. Los compañeros del fallecido lograron recuperar el carro de caza, así como diversos enseres personales, esparcidos por el escarpado terreno.
"Vivía la caza, era su pasión", recordaba un amigo de los que compartió jornadas por el monte con Oviaño en las dos últimas décadas. "Él era el que nos organizaba, lo tenía todo preparado. Y no se perdía un sólo día", añadía otro compañero, que relató los momentos de tensión que se vivieron en la tarde del sábado, cuando las emisoras comenzaron a comunicar el suceso. "Fue muy duro, pero seguiremos unidos. Es lo que él querría", afirmó. Los presentes cuentan que más de un centenar de personas se agruparon en la zona durante las horas que duró el rescate, incluidos otros grupos de cazadores, que quisieron mostrar así su aprecio por la víctima.
Manuel Rico es vecino de Morentán, y amigo de "Colás". Ayer acudió con su tractor para echar una mano. "Deja un vacío muy grande, en Uría y en todo Ibias. Era un hombre que llenaba mucho. Tenía muchos amigos, y participaba en todo. Ayudaba a todo el mundo", aseguró, visiblemente afectado. Rico subrayó el conocimiento que Oviaño tenía de la zona, puesto que "pasaba por la pista todos los días". "Suelen decir que hay que morirse para ser buenos, pero en este caso, ya lo era antes", concluyó.
Para Luis Felipe Fernández, director del Foro Comunicación y Escuela, y durante años director del colegio de Ibias, la noticia fue "un gran disgusto". "Desde el inicio de mi etapa allí, tenía con él una relación muy cordial. Era una persona excelente, muy ilusionado con su trabajo en el Ayuntamiento, que apoyaba mucho todas nuestras propuestas, y que se desvivía por sus vecinos. Es una pérdida muy grande", aseveró.
Durante toda la jornada de ayer, decenas de personas visitaron la casa familiar de Manuel Oviaño en la capital del concejo, San Antolín, para mostrar su apoyo a su mujer y a sus dos hijos.