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El bautizo real de Vega

La localidad, de tradición ganadera y que según la leyenda fue renombrada por un monarca, está en el Camino de Santiago

Capilla de San Remigio. D.Á.

Cuenta la leyenda que Vega de Rey, en Tineo, debe su nombre a la visita de un rey. Hasta ese momento el pueblo siempre había sido denominado por sus moradores como Vega, algo que no le debió gustar al monarca que hasta allí se acercó, puesto que al preguntar a sus habitantes por el nombre del lugar lo rebautizó con el topónimo actual. Esta historia ha pasado de generación en generación en Vega de Rey, y José Manuel Fernández recuerda haberla escuchado en numerosas ocasiones a su padre, quien llegó a cumplir los 100 años.

Vega de Rey comparte espacio con su pueblo vecino, Villaluz, y es la carretera TI-3 la que hace de límite fronterizo entre ambos núcleos, que también están divididos parroquialmente, ya que Villaluz pertenece a Obona, mientras que Vega de Rey es de la parroquia de San Martín de Semproniana.

No obstante, es más lo que les une que lo que les separa. Ambos pueblos forman parte del Camino de Santiago. Los peregrinos entran por Villaluz guiados desde Obona, más en concreto desde el monasterio de Santa María la Real, y se incorporan a la carretera que les conducirá hasta Campiello. En esta etapa, que comienzan en Tineo, los caminantes no se encuentran hasta Campiello con ningún lugar donde poder reponer fuerzas, por eso muchas veces los vecinos deben actuar como hospitaleros y ofrecerles algo de beber. "La gente es solidaria y si nos piden algo de beber o recargar agua no tienen problema", explica José Manuel Fernández, que está encantado viendo pasar al lado de su casa cada día caras nuevas que muchas veces se paran a darle conversación y rompen con la monotonía de la vida en el pueblo.

Una vida que gira en torno a la ganadería. Hace unos años, en todas las casas había un rebaño de vacas de producción de leche; ahora son cuatro las que continúan a pleno rendimiento, más una que está en el proceso de cierre por jubilación. "Los pueblos se acaban, cada vez hay menos ganaderías, pero es que las que quedan son tan grandes que necesitan el terreno que antes administrábamos entre todos", explica Edelmira Álvarez, ya jubilada. La concentración parcelaria llegó a la zona hace más de una década y los vecinos piensan que contribuyó al crecimiento de las ganaderías, aunque otros consideran que llegó "cuando la gente ya estaba desmoralizada para continuar".

Como suele ser habitual en la zona rural, el pueblo ha perdido densidad de población y ha pasado de contar con unos 150 habitantes, hace unas décadas, a ser ahora unos 40, aunque los fines de semana la cifra repunta con el regreso de los jóvenes a casa.

Además, entre la treintena de viviendas de Vega de Rey también se esconde un pequeño bar tienda que sigue funcionando y que saca a los vecinos de un apuro, al tener en sus estanterías productos de primera necesidad. Otro lugar emblemático es su escuela, que pertenece al colegio rural de Gera-Cuarto de los Valles, y que permaneció abierta hasta este curso, cuando cerró por falta de matrícula. Detrás de la escuela se encuentra otro de los puntos importantes: en medio de un pequeño campo se alza la coqueta capilla de San Remigio, en honor de quien se celebra una fiesta a finales de agosto.

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