Como manda la tradición, todo el que visitó ayer la feria de San Blas de Tuña se fue con su saco de naranjas a casa. José Luis López, vendedor que asistía por primera vez, reconocía a mediodía que ya había vendido en torno a los 2.000 kilos de naranjas "provenientes de Sevilla", apuntó. Como él, otros dos fruteros se colocaron en la plaza de la feria "con muy buenas ventas a pesar de la competencia que llega cada año", explicó Marta Iglesias, que después de cinco ediciones asistiendo asegura que la costumbre de comprar la fruta se mantiene intacta en la que es conocida también como la feria de las naranjas.

El ganado tampoco faltó a su cita con San Blas. Un buen número de reses se expusieron bajo la carpa que protegía a animales, vendedores, compradores y curiosos de los momentos de lluvia. "Está muy fría la feria", aseguraban los ganaderos, que no se referían precisamente al tiempo que les acompañaba ayer, sino a la escasez de transacciones. Y eso que todos coincidían en resaltar la buena calidad del ganado.

"Se ve un conjunto de animales de raza pura y de gran calidad", aseguró el ganadero local José Vitorio. Algo que también resaltó el belmontino Tino García, quien apuntó que "hay una gran selección de ganado, lo que sirve para potenciar esta cita".

Entre los visitantes, las conversaciones repetían comparaciones del San Blas actual con el de tiempo atrás, cuando era considerada una feria de las más importantes por inaugurar la temporada en el Suroccidente.