Las trece fuentes de Cudillero están rodeadas de leyendas y la más querida es la que tiene a "Xanín" de protagonista. Se cree que éste el único cuento del imaginario de Asturias que hace mención al hijo de una xana con el diminutivo asturiano "-ín". "Es un relato hermoso", dice el cronista oficial de Cudillero, Juan Luis Álvarez del Busto. "Xanín" se presentó a unas mujeres de Cudillero en una tarde lluviosa. Estaba descalzo y mojado. Las mujeres lo llevaron a su casa, pero el niño quería salir. Al final, pese a la tormenta, el pequeño logró zafarse. "Las mujeres vieron sorprendidas como 'Xanín' se acercó al caño, disminuyó de estatura y desapareció por la fuente", cuenta Del Busto. Lo llamaba su madre, la xana. Una vez que se reunieron madre e hijo, la tormenta cesó.
Todo ocurrió en la llamada fuente de La Pereza, que se localiza en el Cuetiquín de Cudillero. Pero no es la única que tiene historia, que fluye por ellas como el agua.
En Cudillero, las fuentes eran muy importantes. Por la disposición del anfiteatro, "hacía falta tener una en cada barrio", cuenta del Busto. No todas están rehabilitadas y por ejemplo la fuente de la antigua rula (de abajo), ya no existe. La villa también tenía un lavadero en la travesía que comunica la parte baja con la alta de Cudillero. Ahora, muchas están en proceso de rehabilitación, como una de las más famosas, la del Cantu, en obras. La restauración la llevan a cabo los participantes en el plan de empleo. El Ayuntamiento tuvo que pedir ciertos permisos al Principado al encontrarse el caño en pleno anfiteatro, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). En los próximos bautizos pixuetos, el día de la fiesta de San Pablín, el 1 de julio, lucirá como nueva.
Pero hay otras fuentes en Cudillero, como la de la Teja, así llamada porque sólo hay una teja como soporte del agua, y no un caño; se encuentra en Tolombreo de Arriba y tiene la peculiaridad de encontrarse en el antiguo Camino Real. Cuenta el cronista que hay suministro de agua, pero el entorno está en muy malas condiciones. En el centro de la villa de Cudillero, la citada fuente de la rula desapareció y en el muelle Oeste hay otra que se llama La Fontiquina. No son las más populares de la capital del municipio.
Destaca la fuente de La Niña. Otra que esconde detrás una historia con seres mitológicos. Se encuentra en el camino que comunica El Pito con Santatón. En ella se veía a una xana, añade Del Busto, "devanando madejas de oro. Desaparecía al rayar el día".
Pero si hay una fuente que es conocida en Cudillero es la citada del Cantu. Se encuentra en al anfiteatro pixueto y es la más conocida por ser el escenario del famoso bautizo pixueto, el mismo que tiene lugar desde los años ochenta durante las fiestas. "Se llama así porque la historia de Cudillero cuenta que los vecinos que bebían de ella cantaban bien", informa Del Busto.
Esta idea choca con otra que tiene que ver con su arquitectura y que no ensalza precisamente a quien la diseñó. En Cudillero, "si hay que criticar algo es habitual escuchar: 'Quián feixu la fonti'l Cantu? Pellu. Así ta ellu", detalla De Busto. El famoso sermón laico de l'Amuravela, que se recita en San Pedro, también recuerda esta fuente. La estrofa final reza: "Mientras Cudillero viva y duri la Fuenti'l Cantu, va San Pedru a La Ribera con todos los demás santos".
El sermón dejó pronunciarse en 1901 por motivos religiosos, pero las mujeres de Cudillero nunca olvidaron esta estrofa que tiene presente esta popular fuente, peregrino de los muchos turistas que se pierden por el anfiteatro pixueto. Desde 1901 a 1947, ya sin sermón, similares palabras se recitaban durante el baile de la danza prima "en señal de protesta", señala el cronista.
La fuente de la Plaza, de 1887, y la fuente que se encuentra cerca de la capilla del Humilladero se conservan en perfecto estado gracias a las últimas y modernas reparaciones. También son conocidas en Cudillero la de La Ponta, La Formiga, Pozo, La Estrecha y Llaniello. En La Formiga se encontraba la antigua farmacia. Dicen que se llama así porque la zona estaba poblada de hormigas. La fuente de La Linda también tiene una historia particular. Allí solía acudía una mujer bella a la que un día la sobresaltó un niño. "Iba caminando y el niño, que llevaba en los hombros, cada vez pesaba más y no se quería ir. Al final, cuando la mujer dijo algo así como '¡Dios Mío, cómo pesa esta niño!'; el pequeño se descolgó y se fue. Por eso se sabe que es era diablo porque escuchó la palabra "Dios" y se fue rápidamente", concluye Del Busto.
