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Mónica Álvarez: "Iniciar la rehabilitación a tiempo tras un ictus es fundamental"

La especialista en fisioterapia neurológica asegura que con un buen tratamiento es posible recuperar buena parte de las funciones dañadas

Mónica Álvarez, en Navia. G. GARCÍA

Según asegura el Observatorio del Ictus, uno de cada seis españoles va a sufrir un ictus a lo largo de su vida. En Asturias, esa frecuencia se eleva, dado que es la región en la que más casos se dan en proporción a la población. Cuando esta enfermedad, que afecta a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro, se presenta es esencial la rapidez para acudir a los servicios médicos. El tiempo es crucial. Pero, ¿qué sucede una vez el afectado recibe el alta médica? Ahí el tiempo vuelve a ser "fundamental", según asegura Mónica Álvarez, especialista en fisioterapia neurológica. "Se debe comenzar cuanto antes el trabajo de rehabilitación", asegura esta profesional afincada en Navia.

"La gente está concienciada de que cuando se produce un ictus es importante actuar con rapidez, y acudir rápido al Hospital. Sin embargo, parece que falta un poco de información sobre qué se puede hacer después del alta hospitalaria, en la rehabilitación", asegura Álvarez, que recalca la importancia de comenzar la recuperación "cuanto antes". "El ictus es una carrera contra el reloj, pero no se termina con el alta hospitalaria. Ahí empieza de verdad el trabajo del paciente", asevera.

Esta necesidad de actuar con premura tras abandonar el hospital se debe a que la plasticidad neuronal, "que es la capacidad de las neuronas de cambiar su forma y su actividad para adaptarse a su nueva situación y así suplir las funciones de las zonas afectadas por el ictus", es mayor en los primeros meses. Así que, cuanto más se tarde en iniciar ese obligado proceso de recuperación, más lento y más costoso será, además de menos efectivo con las secuelas. Álvarez incide, eso sí, en que cada caso es diferente, y requiere un estudio para asignar el mejor tratamiento posible.

Las terapias están dirigidas hacia la recuperación del control postural, equilibrar el tono muscular y, posteriormente, "empezar a ayudar al paciente a hacer ciertas funciones activas, y empezar a recuperar la parte dañada".

La buena noticia es que los resultados son visibles a las pocas semanas, y que en muchos casos, al final del tratamiento, la mejoría es clara. "Aunque depende en gran medida de la lesión, y de si el ictus fue atendido debidamente, es posible recuperar una vida dentro de la normalidad. Quizás sin recuperar todas las funciones, pero sí siendo autónomo. Se puede decir que hay vida después del ictus", remata Álvarez.

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