La villa de Cangas del Narcea amaneció ayer consternada por el trágico suceso descubierto a última hora de la tarde del domingo, cuando aparecieron los cadáveres de una mujer y su hijo, Marisol Blanco y Alberto Menéndez, en la vivienda familiar, situada en la calle La Presa. Los cuerpos no mostraban signos de violencia y posiblemente el fallecimiento se debió a una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono debido a la mala combustión de la cocina de carbón.

Los vecinos de la zona no podían creer lo ocurrido y durante el día de ayer se repetían por las calles de Cangas del Narcea las conversaciones en las que se mostraba la incredulidad ante el suceso y se lamentaba que la tragedia llegase a dos personas tan jóvenes. "No pude dormir nada, siempre me dio mucha pena de ellos por la difícil vida que habían tenido y no merecían que les ocurriese esto", clamaba ayer una vecina del barrio que los conocía desde hacía muchos años. "Siempre pasan cosas malas a las personas más necesitadas, es un palo muy gordo para todos", añadía.

Los conocidos de Marisol Blanco la recordaban ayer como una buena mujer que se desvivía por sus hijos. "Estaba pendiente de sus hijos todo el día, se dedicaba por completo a ellos y los cuidó siempre mucho".

Un lugar que le gustaba mucho a ella y a sus dos hijos, y del que disfrutaban plenamente, era la presa del Prao del Molín, que está a pocos metros de la casa en la que vivían. Por ello, era habitual verlos disfrutar de la zona de baños de la villa canguesa durante todo el verano, donde Marisol Blanco pasaba buena parte del día con su hijo menor, que este fin de semana no estaba con ella en casa, sino con su padre.

Precisamente, fue el padre de su hijo menor quien encontró en la tarde del domingo a Marisol Blanco y al hijo mayor de ésta, fruto de un matrimonio anterior, ya muertos, en el interior de la casa y alertó a los servicios de emergencias.

Hasta el lugar del suceso se trasladaron los servicios sanitarios, que ya no pudieron hacer nada por las víctimas, y, posteriormente, los bomberos que realizaron mediciones con el explosímetro para detectar la posible concentración de monóxido de carbono, que dio positivo en una segunda medición. También se personó la Guardia Civil, que ayer regresó a la casa para continuar investigando sobre las causas del suceso.

La despedida de Marisol Blanco y de su hijo mayor, Alberto Menéndez, será esta tarde en un funeral que se oficiará en la basílica de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea a las 16.00 horas. Posteriormente, se celebrará el entierro en el cementerio parroquial de Trones.

Cangas del Narcea comienza la semana sumida de nuevo en tristeza, tras despedir el sábado a otra joven vecina, Hilda Lago, de 46 años, que falleció trágicamente al caerle encima el tronco de un árbol, en Monasterio del Coto.