La intoxicación por monóxido de carbono proveniente de la cocina de carbón se llevó silenciosamente la vida de Marisol Blanco y Alberto Menéndez, cuyos cuerpos fueron descubiertos la tarde del domingo por la pareja de la mujer que, después de llamar en reiteradas ocasiones a la puerta y al teléfono sin recibir respuesta, decidió forzar una ventana de la vivienda y entrar para descubrir el trágico suceso.

Precisamente, el sábado había estado en la casa el amigo de la familia Víctor de Besullo, que lamenta que no se haya podido evitar el trágico final. "Yo fui uno de los que les avisé de que tenían que ventilar la casa y revisar la cocina", apunta. Cuando llegó a la vivienda asegura que se percató de la presencia de una concentración de humo y les instó a ventilar la casa. Además, relata que en numerosas ocasiones le había pedido a su amigo que estuviese pendiente de la cocina porque "necesitaba mantenimiento".

Una conversación que no puede creer que fuese tan premonitoria, ya que un día después sus avisos se convirtieron en realidad. "De un día para otro cambia la vida y te encuentras con un caso de estos, que quizá pudiera haberse evitado", explica, a la vez que recuerda que "los dos eran muy buena gente".

Eran casi las ocho de la tarde del domingo cuando los servicios de emergencias llegaron a la casa situada en la calle La Presa del casco antiguo de la villa canguesa, sin poder hacer nada ya por la mujer ni por su hijo, que ya habían fallecido. También se desplazaron al lugar del suceso los bomberos, que utilizaron un explosímetro para hacer mediciones de monóxido de cárbono en la casa, las cuales dieron positivo en una segunda prueba.