La burra "Cuca" fue ayer el centro de todas las miradas en Tapia. El animal fue clave en la recreación de la entrada de Jesús de Nazaret en Jerusalén, que se recuerda cada Domingo de Ramos y que da comienzo a las celebraciones de Semana Santa. La procesión tapiega pudo finalmente ponerse de largo, después de que el pasado año el mal tiempo arruinara su estreno. Cientos de personas acompañaron a la Borriquilla desde la plaza de Campogrande, donde se realizó la bendición de los ramos, hasta la iglesia parroquial.

"Ha sido un momento muy especial", resumía, al finalizar la liturgia, Iñaki Ferrera, coordinador de los actos dentro de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y del Santo Cristo de Tapia. Este colectivo nació hace apenas dos años, pero ya lo integran unas doscientas personas, y crece día tras día. "Estamos encantados, la gente y el pueblo responde muy bien. Lo hacemos con devoción", apuntó Ferrera. Este martes, la cofradía tiene pensado realizar un ensayo general antes de la próxima procesión, que será el Viernes Santo, a partir de las nueve y media de la noche.

En Luarca el Domingo de Ramos también presentó novedades, en este caso, obligadas. Las obras de remodelación de la plaza del Ayuntamiento provocó el traslado de los actos centrales de este día a la plaza Severo Ochoa. Desde un balcón, el párroco procedió a bendecir los ramos de la multitud concentrada en esta plaza. El paso de la Borriquilla pudo mostrar el resultado de su restauración, ya que el pasado año fue imposible por el mal tiempo. El miércoles llegará la procesión del Cristo del Perdón.