El concejo de Boal ha superado el primer paso para entrar en la Red de Municipios Indianos del Cantábrico, donde ya se encuentran Ribadedeva, Comillas (Cantabria) y Pradoluengo. El municipio occidental recibirá en mayo la visita de los otros miembros para dar el visto bueno definitivo a su adhesión a este grupo, que valorará el importante legado que ha dejado la emigración en suelo boalés. El Ayuntamiento y los colectivos locales esperan que este reconocimiento sirva para potenciar el atractivo turístico de la zona, para renovar esa actitud emprendedora y también para enviar ayuda a quienes, estando en países de ultramar, se sienten boaleses de sangre y corazón.

La Red de Municipios Indianos se presentó en otoño del año 2015, con el objetivo principal de fomentar el conocimiento de la historia y la cultura de los indianos y trabajar para la conservación, recuperación y difusión del patrimonio que dejaron en su tierra de origen. Boal entraría a formar parte de este grupo en su primera ampliación, basando su candidatura en el legado que dejaron los "americanos", como se conocen en el concejo.

El papel principal lo jugaron los miembros de la Sociedad de Naturales de Boal en La Habana, que financiaron la construcción de una importante cantidad de escuelas, entre ellas las graduadas, además de lavaderos y vías públicas. También son de destacar los emigrantes que regresaron y se instalaron en la capital, instaurando una arquitectura singular en lo que hoy se conoce como "la milla indiana". Todo ello está perfectamente recogido en el centro de interpretación de la Emigración y la Instrucción Pública, en San Luis.

"Estamos ilusionados y vemos de forma muy positiva que se nos incluya en la red", afirma José Antonio Barrientos, alcalde de Boal. En su opinión, este paso supondrá "dar a conocer al mundo algo muy importante que tenemos, que es toda la arquitectura indiana".

En la misma línea se muestra Verónica Bermúdez, presidenta del colectivo vecinal Fórum Boal. "Puede ser un impulso más, sobre todo en términos de impacto turístico", asegura. Añade, no obstante, que la cosa no debería quedar aquí: "Deberíamos hacer todo lo posible para hacerlo formar parte del día a día de los boaleses, el legado de la emigración debe ir mucho más allá de la simple experiencia turística". Por su parte, Manuel Piquín, que ejerce como enlace con los actuales responsables de la Sociedad de Naturales de Boal en La Habana, pide que se apoye más a los descendientes de los emigrantes que partieron hacia Cuba. "Debemos recapacitar sobre lo que ellos hicieron cuando allí había riqueza y aquí no, y sobre lo que pasa en la actualidad, que es al revés", dice Piquín, que reclama que se promuevan campañas de apoyo para los descendientes de aquellos que se fueron a "hacer las Américas", y que hoy en día carecen de fondos para lo más elemental. "Sería de justicia", asevera.