Del amor al odio hay un paso, y de la fama al olvido, también. Bien lo sabe Ramón de Campoamor, que pasó de ser un autor reconocido y admirado en vida como uno de los máximos representantes del realismo del siglo XIX, a ser denostado con la llegada del modernismo y las nuevas corrientes. Es por ello que a Campoamor "hay que contextualizarlo históricamente" para poder entender y valorar su creación, como asegura Simón García, filólogo y técnico municipal en Navia. García ofreció ayer un taller sobre la figura del literato naviego, dentro de la X Feria del Libro que este fin de semana se celebra en la villa y que rinde homenaje al bicentenario del nacimiento del ilustre poeta.

"Cuando se analiza la importancia, influencia y obra de Campoamor, sobre todo en lo referente a su figura literaria o creadora ha de contextualizarse históricamente. Todos somos hijos de nuestro tiempo y Campoamor era hijo del suyo", asevera Simón García. Argumenta que su obra poética, fuera de contexto, "pierde valor, y en ocasiones ha servido de mofa o ejemplo de mala poesía, prosaica y sin altura".

De modo que, el que se había convertido en el poeta más admirado y amado a mediados del siglo XIX pasó al plano del desprecio a ojos de las nuevas corrientes. "A pesar de ello, en todas las generaciones poéticas hubo quien defendió su papel y obra, como Gerardo Diego, poeta del 27, quien tuvo palabras elogiosas y le dedicó poemas; o Cernuda quien lo comparó con Woldworth", remarca Simón García.

Por ello, dice, "entender a Campoamor es contextualizarlo"; y a partir de ahí, se puede "disfrutar su poesía". El naviego "siempre puso por delante la idea a lo estético, y su intención poética siempre fue la de transmitir estas ideas de manera clara, sin artificios". Consideraba, además, que la poesía era "el único género válido para convertir la palabra en arte". "Su valor es ser parte de la historia de nuestra literatura, porque sin él sus predecesores no tendrían base para serlo y sin duda no seríamos en ningún caso lo que somos", dice Simón García.

Asturias en general, y Navia en particular siempre tuvieron un hueco en el corazón de Campoamor. "Navia nació con él, vivió con él y murió con él", apunta este experto, que alude a los numerosos poemas que le dedicó.