Está hecho. Una pandilla de facinerosos no me impedirían disfrutar de una visión clara y nítida. Con las gafas nuevas sobre la nariz, temblando de pavor ante lo que pudiera encontrarme, encendí la pantalla del ordenador. Bien hecho, obtuve recompensa. Vi de nuevo las exquisitas y demoledoras películas dibujadas de William Kentridge, polifacético artista sudafricano premio "Princesa de Asturias de las Artes" 2017, surgidas de una infancia vivida en la brutal sociedad que generó el mundo del "apartheid". Pude celebrar el Día de les Lletres con el bien merecido Premiu Nacional de Lliteratura al escritor Xuan Bello, que tanto me emocionó contando su particular historia del mundo desde Paniceiros. Bien es verdad que junto a ellos se coló la zafia gestión de Natalio Grueso en el Centro Niemeyer, cuando se creyó dueño y señor de los bienes públicos para utilizarlos a su antojo. Pero esto no me va a fastidiar el día.
