"¡Cómo mola!", exclamó uno de los escolares del colegio rural agrupado Ría del Eo (Vegadeo) tras sostener por primera vez en sus manos una de las palomas mensajeras del franquino José F. Méndez de Andés. Los pequeños de la escuela de Piantón alucinaron con la suavidad del plumaje, el color de sus ojos y con la limpieza de estas aves tan desconocidas y que "nada tienen que ver con las que veis en los parques". Méndez de Andés, que preside el club de colombofilia Mensajeras del Cantábrico (El Franco), se presentó en el centro con una treintena de sus ejemplares y el propósito de descubrir a los más pequeños el arte de criar y entrenar mensajeras con fines deportivos.

"Me conformo con que sepan lo que es una mensajera, las diferencien de las de la calle gracias a las anillas de sus patas y las valoren. Con esas ideas, a ver si el día de mañana conseguimos algún nuevo colombófilo", precisa el franquino, que es además uno de los cinco jueces nacionales de colombofilia que hay en Asturias. En su caso, la pasión por las palomas le surgió de niño, aunque no fue hasta 2004 cuando se federó y convirtió oficialmente en colombófilo. En la actualidad cuenta con 120 palomas y es un apasionado de este arte que "te da muchas alegrías, pero también disgustos", como cuando el año pasado en una suelta perdió treinta ejemplares.

El club que preside abrió ayer en Piantón un ciclo de charlas divulgativas por los centros educativos de la comarca con el objetivo de dar a conocer este deporte y también captar nuevos adeptos. No en vano, el club Mensajeras del Cantábrico es el único que opera en el Occidente y tan sólo cuenta con once socios. "La colombofilia es muy desconocida por esta zona y tenemos muy poca gente joven. Es una pena, porque es una actividad que inculca amor por los animales y la naturaleza", añade.

Sin duda lo que más gustó a los pequeños fue la suelta de las palomas, que hicieron volando el viaje de vuelta a casa hasta su palomar de El Franco. "En unos veinte minutos están en casa", calculó este experto. Eso sí, siempre que no se topen en su camino con algún halcón peregrino o azor, pues constituyen una auténtica amenaza para ellas.

Méndez de Andés no se cansa de ofrecer la ayuda del club para cualquiera interesado en conocer este arte: "Que contacte con nosotros, que le daremos palomas y consejos para que pueda aprender".