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Tineo pueblo a pueblo

Valdarieme, en el buen camino

Los vecinos presumen de la ubicación de su localidad y de mantenerla cuidada gracias a las sextaferias

Galdino Fernández, con Valdarieme al fondo. D. Á.

Situado a tres minutos en coche de Tineo y del polígono industrial de la Curiscada, el pueblo de Valdarieme presume de localización dentro de un extenso concejo como es el tinetense. A pesar de ello, no ha podido evitar que la pérdida de habitantes y la falta de juventud también se noten en sus calles.

Valdarieme nunca fue un pueblo grande (en sus inicios contaba tan solo con una casa), pero, como le pasó a su vecino El Crucero, fue creciendo a lo largo de los años hasta sumar una docena de viviendas, algunas de ellas de reciente construcción, aunque ello no ha supuesto un crecimiento poblacional. "Hubo años en los que había mucho interés por adquirir solares aquí para construir, pero con la llegada de la crisis bajó la demanda", explica el vecino Manuel García, más conocido como "Manolito".

Entre los recién llegados al pueblo ha influido la conexión familiar, así como su situación. "Construimos aquí porque la finca era de la familia, pero nos gustó porque estamos en un lugar bien comunicado, cerca de Tineo, pero también con buena salida al centro de Asturias", apunta Rocío García, que se instaló con su familia en su nueva casa a finales del verano pasado.

Hasta la década de los 90, Valdarieme tuvo un bar tienda que animaba la tranquila vida en el pueblo. A pesar de que en la zona había otros muy próximos, el local tenía su público. "Tenía mucha caída, venía mucha gente, sobre todo los días de mercado en Tineo", explica Galdino Fernández, cuya familia regentó durante tiempo el negocio.

Aunque es habitual que en los pueblos haya numerosas peticiones de arreglo, no es el caso de esta localidad de la parroquia de Santa Eulalia. La razón, según Vítor Manuel García, es que los vecinos aún se unen para realizar sextaferias. "Hay buen ambiente vecinal, si se necesita algo colaboramos todos", explica. Además, todavía realizan reuniones para llevar a cabo trabajos en el pueblo. "Ahora estamos pensando en que hay que rozar los caminos, así que quedaremos un fin de semana con las desbrozadoras y lo haremos. Luego todos juntos iremos de comilona", destaca García. Con este método, asegura que ya han arreglado los caminos del pueblo, echándoles incluso pavimentación.

Algo que no han conseguido mantener es la fiesta del pueblo, que se perdió hace unos años por falta de juventud.

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