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Tineo pueblo a pueblo

La familia de Riego disfrutaba en Villanueva

La localidad es conocida por ser el lugar de recreo y de fallecimiento de la madre del general, además de conservar una casona

María Consuelo López con su perro "Luca". D. Á.

Un puente que sale de la carretera AS-15 y cruza el río Narcea lleva a la parte alta de Villanueva de Sorriba, al núcleo central del pueblo tinetense, que también tiene casas repartidas a lo largo del corredor del Narcea. Sin embargo, es en la zona alta donde se descubren los fragmentos de la historia de la localidad.

Dos de sus 16 casas llaman la atención. Se trata de casa el Fraile y la casa Fondera. La primera es una antigua casona restaurada que conserva dos llamativas torres. Su nombre hace pensar a los lugareños que pudo haber sido algún tipo de convento vinculado al Monasterio de Corias. De la casa Fondera cuentan que fue donde falleció la madre del general Rafael del Riego.

"La familia del Riego tenía dos casas de recreo en el pueblo, en la casa Fondera, que compró mi abuelo en 1937, falleció la madre del general cuando fue prisionero de los franceses", explica Miguel Ángel Menéndez.

En aquella época Villanueva era un pueblo de paso que unía la zona de Tuña con la parte del municipio más próxima a los concejos de Cangas del Narcea y Allande. Un camino cuyo trazado se mantiene en la actualidad y que es utilizado como ruta senderista por algunos grupos de caminantes. Una ruta que ya era utilizada por los ganaderos que acudían con sus reses a la feria de Gera. Desde Somiedo, ese era el camino más adecuado para llegar a Gera atravesando otros pueblos de la parroquia como Sorriba y Corniella.

Precisamente, la ganadería no fue un sector arraigado en esta localidad tinetense. Su proximidad a las minas del concejo hizo que sus vecinos dejasen el campo y optasen por salir a trabajar a la mina. Igual sucedió con el viñedo, del que se cultivaba una gran extensión y del que hoy día no queda ningún vestigio. Su lugar está ocupado en la actualidad por una plantación de pinos. Lo que sí se explota en Villanueva es su huerta, que como toda la cuenca del Narcea es especialmente fructífera. Todos los vecinos cultivan sus hortalizas y los resultados son más que positivos. "Estamos en una zona húmeda y es donde más sube la temperatura, que es lo que necesitan hortalizas como el tomate y el pimiento", apunta Menéndez.

La emigración de principios del pasado siglo también fue una salida para los vecinos de Villanueva, que dejó huella en la localidad en forma de casas que construyeron algunos de los retornados al pie de carretera.

Villanueva de Sorriba lucha por mantenerse aunque ya no haya juventud en el pueblo. "Hace años que no hace falta que venga el transporte escolar al pueblo", apunta Blanca Menéndez, que recuerda que han pasado tres décadas hasta que se ha vuelto a producir un nacimiento en el pueblo, el del único niño que vive en la actualidad en la localidad y que consigue rebajar la media de edad de la veintena de vecinos.

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