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La protección solar, nueva cada verano

María Redondo recomienda renovar las cremas solares al año, aplicarlas en abundancia y adecuarlas a cada piel

María Redondo, con un protector solar, en Navia. G. GARCÍA

A la hora de echar mano de la bolsa para ir a la playa o piscina, la crema protectora es un elemento indispensable para prevenir las lesiones causadas por el sol. Gracias ellas se protege la piel de los rayos nocivos, y se previenen diferentes problemas, que van desde quemaduras, arrugas, pigmentaciones, a cambios de la textura de la piel o cáncer. Los expertos recomiendan adquirir una crema cada año, aplicarla media hora antes de exponerse al sol, y renovarla, al menos, cada dos horas. "No la solemos aplicar bien en cuanto a cantidades", advierte María Redondo, farmacéutica de Navia.

Los botes de producto sobrantes de veranos pasados no sirven para la temporada estival a punto de comenzar. Así lo asegura Redondo, que explica que cada recipiente incluye un símbolo que indica los meses que la crema conserva sus propiedades una vez abierto. "El máximo es de doce meses, un año, por lo que ya no nos sirve la del pasado verano". La eficacia se reduce, aún más, si ha sido expuesta a cambios de temperatura.

Una vez en la tesitura de tener que adquirir un nuevo filtro solar, la elección del mismo vendrá determinada por el "fototipo de piel" de cada persona. "Alguien con la piel muy clara, con los ojos azules, que nunca se broncea y siempre se quema, debe utilizar el índice de protección más alto. En cambio, si es una persona morena, que se suele broncear, puede bajar un poco el índice de protección", explica la farmacéutica, que recomienda que nunca se baje del índice de protección 30.

Recomienda, además, que se aplique con abundancia, ya que muchas veces no se realiza este proceso como se debiera. "Lo recomendable es utilizar dos miligramos por cada centímetro cuadrado de piel", subraya. En cuanto no se den esos parámetros, el índice de protección se reduce, dejando la piel más expuesta a posibles quemaduras.

María Recondo aconseja, además, aplicar los filtros solares que sean de carácter químico media hora antes de exponerse al sol, para que actúen y cumplan su función. "Se absorben a través de la piel, y necesitan este periodo hasta la propia exposición". Por contra, los filtros físicos o pantallas totales, que reflejan toda la radiación solar, actúan en cuanto son aplicados, "no se necesita esa antelación".

Además, no sirve con una sola aplicación para toda una jornada de playa. Se recomienda, por contra, renovar la crema al menos cada dos horas. "Evidentemente, si estamos entrando y saliendo del agua hay que renovarla más a menudo, aunque el bote nos diga que es resistente al agua. Vale más pecar por exceso que por defecto", defiende Redondo.

Hay un sector de edad, los niños menores de seis meses, que no deben ser expuestos al sol, y que tampoco se recomienda para ellos el uso de filtros químicos, sino pantallas totales. Es el caso, además, de aquellas personas con pieles atópicas, lupus u otros problemas dermatológicos. "Los filtros químicos pueden llegar a producir algún tipo de alergia", apunta la farmacéutica naviega.

Que tenga una buena capacidad de absorción, que sea resistente al agua o al sudor, y que no deje una sensación aceitosa son otros factores a valorar al elegir protección solar para el verano.

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