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Letras con pasión africana

"Allí se aprende a vivir sin nada", asegura la naviega Alicia Méndez, que ha escrito dos libros sobre el continente y colabora con una ONG

Letras con pasión africana

Alicia Méndez habla igual que escribe: con el corazón, sin miedos ni prejuicios. Habla del cáncer, una enfermedad con la que lidia desde hace años, y de África, una de sus grandes pasiones, un continente del que, reconoce, se ha quedado prendada para siempre. Escribe como forma de terapia, "con el alma", en lo que ya es una vía de escape y, al mismo tiempo, una "adicción". Esta naviega acaba de presentar su segundo libro, "La bruja y el chamán", que sigue los pasos de "La herencia de África". Ahora planea instalarse en Senegal, donde trabajará con una ONG para dar un futuro a centenares de niños.

El idilio con África de esta empresaria, diseñadora, música, terapeuta y estudiosa de las tradiciones africanas comenzó con el viaje que realizó a Etiopía para adoptar a uno de sus hijos. Allí pudo ver las luces y las sombras de una tierra, en buena medida, desconocida para la ciudadanía europea. "Visité orfanatos, donde hay mucha miseria, pero también conocí a excelentes músicos y artistas. Me di cuenta de que apenas hay diferencia y de que, en el fondo, todos somos iguales", explica. "Desde entonces, quedé prendada de África: la comida, la cultura, la hospitalidad, el ver de verdad cómo son los musulmanes, tan solidarios, tolerantes. Eso me fue enganchando", confiesa.

El primero de los libros lo planteó como una herencia que dejar a sus hijos, en una etapa dura de su vida. Los pequeños la animaron a presentar el relato a varias editoriales, y ahora ya va por su tercera edición. "Para mí, escribir es una liberación, una terapia", afirma la autora, que añade que los lectores "se quedaron con ganas de África". Tras un viaje con su hija atravesando Marruecos, el desierto del Sáhara, Mauritania y Senegal, nació "La bruja y el chamán".

Estos textos, que dice escribir "con el corazón más que con la mente", le han abierto la puerta para ser una parte activa de la ONG "Pueblos de Sahel", dando a conocer en España el trabajo que desarrollan, principalmente, en Senegal. Allí mantienen una escuela y una granja en la que fabrican queso. "Dentro de sus posibilidades, a pequeña escala, desarrollan un trabajo maravilloso. Ofrecen educación y sustento a los jóvenes, sin desarraigo", apunta. Méndez cree que es necesario trasladar una imagen justa de África, y no sólo la pobreza que parte de su población sufre. "También hay cultura, arte y música", manifiesta.

Alicia Méndez busca con su trabajo "abrir las mentes de aquellas personas que, por cuestiones religiosas o de raza aún tienen prejuicios, que se deben, en el fondo, al miedo", y descubrir las maravillas del continente: "África es un peligro porque, si vas, no quieres volver. Es un lugar en el que se demuestra que menos es más. Allí aprendes a vivir con nada", resume.

En estos meses prepara un nuevo viaje a Senegal para continuar con su trabajo, y sigue escribiendo el que será su tercer libro, esta vez sobre la marginación.

Una tradición milenaria

Alicia Méndez ha investigado las culturas y tribus ancestrales del continente africano. Se considera una "enamorada" de su forma de entender la vida y se ha vinculado de forma muy estrecha con sus tradiciones.

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