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La piscina salada da lata en Tapia

"Es muy bonita pero requiere mucho trabajo", alega el Alcalde ante las críticas vecinales por la suciedad de la instalación

Operarios municipales trabajando ayer, a primera hora de la mañana, en la limpieza de la piscina. REPRODUCCIÓN DE T. C.

"Es muy bonita, pero nos da mucho trabajo", explica el Alcalde de Tapia, Enrique Fernández, sobre la piscina de agua salada de la villa que ha recibido estos días las críticas de algunos usuarios que consideran que su estado de conservación y mantenimiento es mejorable.

El equipamiento, inaugurado hace siete años y convertido en un aliciente turístico más de la villa, provoca grandes quebraderos de cabeza a los responsables municipales, especialmente por el complejo sistema de limpieza del vaso de agua.

La instalación tiene dos compuertas, una que permite el vaciado y otra que sirve para llenar el vaso de agua. Para que el trabajo de limpieza sea más eficaz hay que aprovechar mareas medianas o grandes, pues solo así se logra un vaciado completo del vaso y también que se pueda llenar lo suficiente. Además, a la hora de cargarla de nuevo, hay que atender al mar para tener cuidado que no haya, por ejemplo, algas cerca que puedan entrar en la instalación, y también vigilar que el canal del agua esté limpio para que no meta los residuos expulsados.

"No se puede limpiar por capricho y en cualquier momento", precisa el responsable de obras del consistorio tapiego. A esta situación hay que añadir que está rodeada de un talud de piedra que cuando llueve arrastra residuos que manchan el agua, que también se ensucia a consecuencia de las cremas de los bañistas. Además, en momentos de mala mar el oleaje salta el muro e introduce residuos.

Ayer, aprovechando la bajamar de la mañana, un equipo de siete empleados municipales se afanó en limpiar a fondo la estructura, un quehacer que les llevó alrededor de tres horas. La última limpieza fue a finales de junio.

Trabajan a mano, con cepillos y también con ayuda de una máquina a presión que permite retirar la suciedad. Cada quince días se repite este operativo, siempre buscando la mejor marea, a lo que hay que añadir las labores de renovación de agua que se realizan de manera semanal.

Además, esta semana los operarios municipales actuaron en el talud para retirar una zona de piedras que amenazaba con caer. Otro de los problemas de la estructura está en la zona de solarium, pues está hecha de madera y las pequeñas tablas que conforman la superficie se levantan por efecto del calor, lo que obliga a retocarlas de manera periódica.

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