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Primera denuncia al Principado por los daños de los ataques de la fauna salvaje

El oso ataca ovejas en Caldevilla de Rengos y el lobo aparece en pleno centro de Santa Eulalia de Oscos

Ana Amelia Riesco, con su rebaño, ayer, en Caldevilla de Rengos. D. ÁLVAREZ

Una ganadería de 250 ovejas xaldas situada en el pueblo de Caldevilla de Rengos, en Cangas del Narcea, ha sufrido en lo que va de mes de agosto dos ataques de oso en su rebaño, sostienen sus dueños. No es el único daño de fauna salvaje que sufre el Occidente. En pleno centro de Santa Eulalia de Oscos apareció ayer por la mañana el lobo, matando a dos ovejas y dejando moribundas a otras tres. Su propietario, Javier Rodil, denuncia que la especie constituye un "problema de seguridad ciudadana". "Por aquí hay rutas, pasan turistas y niños con la bicicleta", alerta.

La impotencia y el desamparo que sienten los ganaderos de Cangas del Narcea ante la falta de medidas que frenen los ataques de la fauna salvaje están haciendo que se planteen presentar una denuncia y llevar al Gobierno regional ante los tribunales junto a otros dos afectados de Aller e Ibias. Sería la primera vez que se diera el caso de que ganaderos asturianos recurran a la justicia para conseguir que se tengan en cuenta todos los menoscabos que causa la agresión de un oso o un lobo en una explotación, más allá de la muerte de las reses.

"Una cosa es lo que reconocen como daño y otra, las pérdidas reales que sufre una ganadería", explica Segundo Menéndez, que ayuda a su mujer Ana Amelia Riesco con los animales. Considera que dentro del pago de daños debería tenerse en cuenta el tiempo que invierte el ganadero en volver a reunir al rebaño y hacer recuento de daños así como el malestar que genera en los propietarios de las reses, que en la mayoría de los casos no pueden cumplir con los compromisos de venta. Además del estrés que provoca en los animales, "que entre otras cosas hace que no salgan al celo y nos lleve a perder crías", puntualiza. A todo esto se suma el retraso que existe en el cobro de los daños. En su caso, el año pasado le mataron más de 40 ovejas y "un año después cobramos una", asegura.

Ana Amelia Riesco recuerda que la oveja xalda es una especie en peligro de extinción y lamenta que para ella no exista ningún tipo de protección. Afirma que su rebaño es especial porque es el único que está viviendo en su hábitat natural y añade que están cumpliendo "a rajatabla las directrices de la Unión Europea": "Así que más de lo que estamos haciendo nosotros por esta raza no lo hace nadie".

Acompañando al rebaño de ovejas día y noche están nueve perros mastines que a pesar de defender a sus animales no han podido evitar que el oso alcanzara, en esta ocasión, a cuatro ovejas y corderos, aunque la cifra puede aumentar una vez que se realice el recuento de todo el ganado. "No nos pueden acusar de tener el ganado desatendido, tenemos perros con ellas y aunque en verano están en el monte todas las noches se recogen para una finca cerrada con alambre ovejera, pero nada sirve, el oso ya empieza a atacar a plena luz del día", apunta Riesco.

En Santa Eulalia de Oscos, Javier Rodil se queja de que el lobo atacó ayer de día y en el centro del pueblo. "Ya no es el valor económico de las ovejas, es la seguridad de los vecinos. ¿Qué tiene que pasar una desgracia para que tomen medidas?", razona.

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