Que de la devastación que queda de una catástrofe puede surgir arte ya quedó demostrado en La Caridad cuando se instaló un contenedor quemado como recuerdo del infernal paso del fuego, en diciembre de 2015. Con ese mismo origen, y en el mismo escenario de As Quintas, presenta el ceramista Ángel Domínguez-Gil su exposición "Gritos del bosque". "No busca llamar la atención a nadie; simplemente quiero mostrar un sentimiento", manifiesta el autor.

Esta historia comienza en diciembre de 2015. "No estaba aquí cuando los incendios, pero al día siguiente hablé con Herminio, el escultor, y me sorprendió mucho encontrarme con una persona desarmada, abatida; al igual que todos los vecinos de la zona", relata Domínguez-Gil. En cuanto pudo, dio un paseo por los montes quemados. "De ahí me vino hablar de este sufrimiento, que no es humano, sino de la propia Naturaleza", explica el artista.

De esa raíz, y a través de diversas lecturas e investigaciones, han surgido las piezas de cerámica que ahora se exponen en As Quintas. Una primera composición simboliza el fuego, otra el bosque recién quemado y, justo enfrente, una serie de elementos empiezan a mostrar los primeros signos de vida. Otro de los montajes revela la existencia de las primeras hojas, aisladas, que surgen con el paso del tiempo, dando una visión optimista.

"La Naturaleza es un ciclo, que vuelve a vivir de nuevo pese a la destrucción", asegura Ángel Domínguez-Gil. "Hay una esperanza de que se vuelve a regenerar todo", añade. Considera este artista, afincado en La Fresneda pero que pasa temporadas en Tapia, que el mensaje que ofrece es "muy positivo, de que hay vida, porque los miedos no sirven de mucho". Para Domínguez-Gil, exponer en As Quintas "siempre es un placer", además de que, en este caso, "no habría mejor lugar para estrenar estas obras".

La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 1 de octubre, de 19 a 21 horas, de martes a sábado, y de 12:30 a 14 horas, los domingos.