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Más huerto y menos industria en el plato

"Hay que saber siempre lo que comemos", advierte la enfermera Clara Pérez, que anima a llevar una dieta saludable basada en alimentos naturales, ecológicos y nutritivos

Clara Pérez, en el Hospital de Jarrio. G.G.

Más alimentos naturales y menos productos procesados, o lo que es lo mismo, más huerto y menos industria a la hora de comer. Es la receta que ofrece la enfermera Clara Pérez para lograr una alimentación equilibrada, que a su vez repercuta en una mejor salud. "Dentro de los factores que determinan la salud, el mayor es el estilo de vida y el medio ambiente; y dentro de ellos, la alimentación es fundamental", asegura la profesional, que considera que "hoy comemos lo que compramos, no comemos lo que producimos".

Clara Pérez intervino ayer en el Hospital de Jarrio, dentro de la cuarta Semana Saludable del Noroccidente, que este año se dedica al cuidado del medio ambiente, bajo el lema "Abre los ojos a tu entorno". Vecinos y profesionales del área participaron en el encuentro, que se centró en la ecología, la alimentación y su influencia en la salud.

Pérez dibujó un panorama en el que cada vez se necesitan más alimentos, pero en el que se reduce la superficie dedicada a su producción natural, y a cambio se tiende a grandes extensiones dominadas por las multinacionales de la alimentación. Ante esta situación, se pregunta: "¿Lo que comemos es comida, o es lo que la industria nos pone en el mercado?", para pasar a continuación a diferenciar entre alimentos y productos elaborados y procesados.

Una diferencia que marca el estado de salud de los ciudadanos. "Cada vez más nos encontramos con pacientes que sufren enfermedades cardiovasculares a causa de un exceso de calorías, el sedentarismo, altos niveles de colesterol y obesidad abdominal", explica la enfermera, que también incide en que el ochenta por ciento de los casos de cáncer dependen del estilo de vida, jugando la alimentación un papel muy importante.

Para dar solución a esta problemática, apunta la enfermera, sólo cabe "alimentarse con productos de calidad, y saber siempre lo que comemos". Llama, por ejemplo, a evitar los aditivos, todos esos elementos que se añaden en la cadena de transformación de los alimentos: colorantes, conservantes, aromatizantes o edulcorantes. "Se dice que son seguros porque sus efectos se estudian por separado, pero no se ha analizado cómo afectan todos a la vez en el organismo".

También llama a controlar la cantidad de azúcar que se consume, tanto de forma directa como formando parte de diversos productos. "Cada persona ingiere unos cuarenta kilos de azúcar al año, y el setenta y cinco por ciento de ella está oculta", advierte. Recomienda que no deben superarse los 25 gramos de azúcar al día, por el riesgo que existe de caer en la obesidad o contraer patologías como la diabetes. Por otro lado, también aconseja dejar de lado las harinas refinadas, y optar por lo integral.

La clave, dice Clara Pérez, es decantarse siempre por alimentos naturales, de los que se conozca su procedencia, y, a poder ser ecológicos, de cercanía y de temporada. También recomienda buscar un grupo de consumo para obtener estos alimentos de una forma responsable y ética. Y, por último, recuperar el hábito de cocinar: "Si todos preparásemos nuestra propia comida la industria alimentaria tendría que cambiar y adaptarse. Se pueden modificar los hábitos, para poder alcanzar una dieta más saludable en nuestra familia", apunta la enfermera, que deja una frase: "Si somos lo que comemos, yo sólo quiero comer cosas buenas".

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