Un ictus, hace catorce años, apartó a Nicolás Pérez Astorga de su labor como médico de familia, pero al mismo tiempo lo acercó al arte. Una vez recuperado de aquel episodio, no dudó en tomar los pinceles para comenzar así a plasmar sobre el lienzo su forma de ver y entender el mundo. En la jornada de ayer, Pérez Astorga inauguró una muestra con catorce obras en el espacio El Liceo, que se podrán ver en Navia hasta el final de noviembre.
"Una vez que cogí el pincel, no lo solté", reconoce este artista, que recuerda que en la infancia "dibujaba y pintaba", aunque debió dejarlo por los estudios. Cuando se tuvo que retirar de la medicina se concentró "en un esfuerzo interior en la pintura". Enfocó esta nueva afición como "una experiencia vital para dar sentido a mi vida y para reconocer las cosas que hay a mi alrededor y a mí mismo", añade.
Nicolás Pérez Astorga le dedica "todo el tiempo" a la pintura, ya sea pintando, pensando o leyendo sobre arte. Sus creaciones, al menos las que presenta en Navia, se caracterizan por contar con un fondo negro sobre el que surgen y se desarrollan figuras relacionadas con la naturaleza. "He querido entrar en una dimensión cósmica, para vislumbrar que existe muchísimo misterio de lo que no conocemos; de la nada, que es el negro, aunque a veces hay un foco de luz", dice el autor.
