El perfil de una persona que realiza labores de voluntariado en el Noroccidente de Asturias dibuja una mujer, de unos cincuenta años de edad o más y que dedica su tiempo al cuidado y atención de las personas mayores. En total, hay unos 120 voluntarios en la comarca, que desarrollan su actividad repartidos en los doce programas de participación social activos. Ello supone que se cuenta con una persona voluntaria por cada 260 habitantes, lo que corresponde con un 0,4 por ciento de la población total. Son cifras que se quieren aumentar, implicando a la juventud en este tipo de acciones.

"Estamos muy contentos con las personas que participan en estos programas, pero queremos sumar, sobre todo, a los jóvenes; es muy importante", explica Irma García, corresponsable del centro de voluntariado y participación social de Fundación Edes. Ayer, en Castropol, se celebró un encuentro para rendir homenaje a todas aquellas personas que dedican desinteresadamente su tiempo libre a ayudar a quien lo necesita. En la reunión participaron responsables de los diferentes programas de participación social, así como los propios voluntarios. También se avanzó en la realización del plan estratégico que, sobre este aspecto, se pondrá en marcha para el periodo entre 2018 y 2020.

"A mí, ser voluntaria me da la vida, me da ánimo y fuerzas para seguir adelante", señala María Josefa Turnes, que desarrolla acciones de voluntariado en la residencia de mayores AHBAL de Luarca. Lleva nueve años ayudando en el centro, primero con su marido, y tras su falta, al resto de internos, y asegura que es una labor "que da muchas satisfacciones". "Es algo muy gratificante si se hace con cariño, como debe ser. Se lo recomendaría a todo el mundo que pueda hacerlo", subraya.

Solo buenas palabras tiene también Rita Rodríguez, voluntaria en el Hogar del Pensionista de Luarca. Suele ayudar y acompañar a los usuarios, y una vez a la semana, los viernes, se encarga de dirigir el bingo. "Lo paso muy bien con ellos, es una alegría tremenda", asegura esta mujer, que lamenta que haya pocos jóvenes interesados en realizar voluntariado: "Tienen que darse cuenta de que ayudar es muy beneficioso para todos".

La otra parte, las entidades que acogen el trabajo de los voluntarios, también se muestran agradecidas por su labor. "Lo cierto es que es un lujo; son personas muy comprometidas y que tienen una gran formación", apunta Antonio García, presidente de la Fundación Edes. Esta entidad dispone de varios programas, como pueden ser el de ocio y tiempo libre, el de la finca ecológica o el piso compartido para personas con diversidad funcional, en el que participa una docena de voluntarios. "Supone la apertura de la entidad a la comunidad y encontrar oportunidades para las personas con diversidad funcional", apunta García, que también destaca a aquellos que participan en los campamentos de verano que impulsa la entidad.