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La entrada al puente colgante cangués reduce su peligrosidad con un antideslizante

Los vecinos aplauden la medida, que evitará los resbalones en época de lluvias y de heladas en una zona muy transitada

Vecinos cruzando el puente colgante de Cangas del Narcea. D. ÁLVAREZ

El Ayuntamiento de Cangas del Narcea pretende eliminar las zonas resbaladizas de sus calles y ha empezado por la entrada al puente colgante desde la plaza La Oliva. Se trata de una superficie de unos 30 metros cuadrados con una pequeña pendiente y compuesta por baldosas de piedra natural que con el paso del tiempo han ido alisándose hasta convertirse en un peligro para los vecinos en épocas de lluvia y heladas.

La semana pasada se le aplicó al suelo un líquido antideslizante, aunque el proceso tendrá que repetirse. La razón está en que el líquido iba acompañado por un árido que aportaba rugosidad a la superficie, pero debido a que no se respetaron las señales de prohibición del paso en la jornada de su aplicación el proceso no se completó adecuadamente. No obstante, la fijación del suelo ya es notable.

"Es la primera vez que se hace una actuación como esta, tendremos que volver a aplicarla para ver si funciona y, si no, apostaremos por medidas más agresivas", asegura el alcalde, José Víctor Rodríguez, que anuncia que la intención es actuar en otros lugares donde se producen resbalones por la falta de adherencia del suelo, como en la rampa que comunica el Barrio Nuevo con las escaleras del puente colgante.

Los vecinos aplauden la iniciativa, ya que son muchos los que han perdido el equilibrio en la pequeña bajada hacia el puente colgante. "Me senté dos veces en el suelo en esta pequeña rampa. Pensé que eran los zapatos, pero más gente me dijo que le había pasado y que era el suelo", explica Elena González, que está acompañada por Ana Belén García, quien asegura que no hace falta que hiele para resbalar en ese punto del puente, solo con que llueva ya es suficiente.

El vecino José Pérez considera que no debería ser algo extraordinario que se aplique un antideslizante en las zonas que lo necesitan, e incluso apunta a que debería de haberse hecho antes de llegar la lluvia. "Nada más que caen cuatro gotas no te tenías en pie, había que bajar agarrado a la barandilla", subraya. Además, María Jesús González, vecina del Fuejo, recuerda que para el barrio el puente colgante es su principal vía de comunicación y que en él existe un colegio, lo que hace que esté muy transitado.

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