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Castropol sopesa clausurar la vieja oficina turística de Figueras

El Consistorio está cansado de los actos vandálicos que destrozan el inmueble

La vieja oficina de turismo de Figueras se ha convertido en un problema de difícil solución para el Ayuntamiento de Castropol, que se ve incapaz de evitar los periódicos destrozos que sufre la instalación. De nada han servido las reparaciones efectuadas periódicamente ya que el equipamiento, pegado a la Autovía del Cantábrico y que constituye la primera visión de Asturias que tienen los vehículos llegados desde Galicia, vuelve a estar completamente destrozado.

El concejal de Obras de Castropol, Ramón González, explica que el Ayuntamiento está tratando de comprobar si ya se ha hecho efectiva la cesión del equipamiento de manos regionales al consistorio. Una vez les notifiquen la cesión oficialmente tomarán cartas en el asunto y la opción más viable, añade el edil, es desmontar parte del inmueble y clausurarlo para evitar nuevos destrozos y que sea usado por indigentes como ha ocurrido en los últimos meses.

"En su día se hizo una ampliación de la oficina y se montó la cristalera, entonces la solución es desmontar este añadido, dejar la estructura original y cerrarlo. La decisión aún no está tomada pero es lo mejor para evitar actos vandálicos cada año y medio", precisa González. El edil dice que cada vez que se repone la cristalera supone una inversión de más de 5.000 euros ya que se trata de cristales de alta seguridad. "Son cristales gordísimos que no es fácil romper, no me imagino cómo pueden hacer para destrozarlos", precisa.

El caso es que la zona de la cristalera está protegida y aislada por lo que permite que cualquiera se acerque a la zona sin ser visto, especialmente por la noche cuando nadie pasea por la zona. La oficina no solo tiene los cristales completamente destrozados, sino que está llena de pintadas y en su interior hay diferentes enseres que apuntan a que ha sido ocupada por indigentes. La oficina se construyó en los noventa del siglo pasado y lleva más de una década cerrada al público. Está ubicada en un espacio privilegiado en plena área recreativa de San Román y con excepcionales vistas a la ría del Eo, de ahí que el Consistorio castropolense plantease hace años la posibilidad de sacarla a concurso para una explotación como establecimiento hostelero. Sin embargo, la idea nunca llegó a fraguar y no se llegó a convocar el concurso público para su adjudicación y nuevo uso.

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