Tras años y años, y en ocasiones décadas, de duro trabajo, la jubilación se antoja como la meta soñada por todo trabajador. A esta etapa llegaron, a lo largo del pasado año, dieciséis profesionales del área sanitaria del noroccidente asturiano, que ayer recibieron en el Hospital de Jarrio un merecido homenaje. A pesar de la ilusión y la alegría de disponer de tiempo para las aficiones y la familia, los experimentados trabajadores dicen echar de menos a sus compañeros, así como el trato con los pacientes. "Es una sensación agridulce", reconocen.

La gerencia del área sanitaria viene realizando este homenaje a los empleados retirados desde hace varios años. El objetivo es reconocer la labor prestada durante su vida laboral, agradecer su esfuerzo y desear que el merecido descanso sea una etapa "de equilibrio y de disfrute".

"Esperamos que estos años con nosotros hayan sido de crecimiento personal y profesional. Os habéis dejado lo mejor de cada uno de vosotros y ahora tendréis tiempo para llevar a cabo esos proyectos que no fueron posibles durante vuestra etapa laboral", expresó la gerente, Susana Santamarina, al personal ya retirado.

Es el caso, por ejemplo, de Balbina Vijande, vecina de Vegadeo y auxiliar de enfermería durante 17 años en el Hospital de Jarrio. La última etapa, en Medicina Interna, "ha sido una experiencia muy buena. Dejo aquí amigos y compañeros, lo que yo llamo mi segunda familia", explica esta sanitaria. Asimismo, el trato con los pacientes fue siempre "extraordinario", reconoce Vijande, que llama a apreciar el trabajo del centro: "Jarrio es vital para el Occidente; aquí se solucionan muchos problemas".

Una dilatada carrera a sus espaldas tiene también Enrique Pérez Villanueva, médico de familia, que ejerció los últimos 24 años en el centro de salud de Navia. "Soy el médico, como se dice, 'de toda la vida', aunque también estuve, previamente, en la sierra de Huelva y en Lugo", dice Pérez Villanueva, que comenzó a ejercer en 1977. Recalca que se va "con el agradecimiento de todos los pacientes" y con un agradable recuerdo, tanto por parte de los vecinos como de los propios compañeros de trabajo.

Encantada con su trabajo en la sanidad de la comarca se muestra, igualmente, Mari Luz Huerta, dentista que durante los últimos 16 años ha ejercido en Navia y en Vegadeo, tras llegar procedente de Gijón. "Fue un placer trabajar aquí. Me encantaron el lugar y la gente. Me da pena haber acabado porque quedé con un buen sabor de boca. Siempre tuve un ambiente ideal entre compañeros y el entorno no puede ser más bonito", señala. Por ello, confiesa, el retiro "es un momento agridulce" porque echa de menos "el contacto con los pacientes. Aunque ahora podré disfrutar más de las aficiones y de la familia, y eso compensa", matiza.

Pero también desde el otro lado, desde el propio sistema sanitario, se echará en falta la aportación de estos trabajadores, que acumulan una gran experiencia. Es lo que destaca el médico Javier Huerta, de El Espín (Coaña), de su compañera hasta el año pasado, Julia García: "Es una persona valiosísima. Además de los conocimientos científicos, conoce a la perfección a los pacientes y vecinos. Cómo viven, en qué trabajan... Es vecina de Coaña y fue alcaldesa. Y siempre ha sido una gran trabajadora", apuntó.

Durante el homenaje, que incluyó una actuación musical, los profesionales retirados recibieron una insignia con una cruz, símbolo de la profesión sanitaria, acompañada de un trisquel.

Además, todos aquellos que compartieron con ellos jornadas de trabajo les dedicaron emocionadas palabras de agradecimiento a su labor.