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El colegio La Paloma de Castropol cierra el gimnasio por temor a que caigan cascotes

El centro considera urgente una reforma, ya que se acumulan problemas como el avanzado deterioro de la pista

El piso del gimnasio, lleno de agujeros. T. C.

La dirección del colegio La Paloma y el gobierno local decidieron esta semana el cierre temporal del gimnasio del centro por su penoso estado de conservación y los posibles riesgos que puede conllevar para los usuarios. Los problemas de la instalación son variados y en los días de lluvia continuada, como los de esta semana, se forman unas bolsas de agua en los techos de los vestuarios que amenazan con el derrumbe de parte de la estructura.

"De mutuo acuerdo con el Ayuntamiento, que también organiza actividades en el gimnasio, decidimos cerrarlo y suprimir todas las actividades. Se volverá a abrir cuando no llueva", precisa el director del colegio, José Manuel Fernández. Explica que lo que más les preocupa ahora mismo son las filtraciones de agua en el vestuario del gimnasio: "Se forman unas bolsas que se van rompiendo y tenemos miedo a que acabe por romper la carga y caiga encima de alguien. Eso y que pueda haber alguna afección al cuadro eléctrico".

El director de La Paloma explica que la Consejería de Educación conoce el estado del gimnasio, pues ya el año pasado desplazó personal para evaluarlo, aunque es consciente de que la solución pasa por una inversión importante, lo que podría retrasar su reparación. En todo caso, la situación se abordará el día 26 en un encuentro concertado con el consejero, Genaro Alonso, al que acudirá junto a la alcaldesa en funciones, Teresa Dorado, y la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), Marta Catuxo.

Los problemas del equipamiento no son sólo las humedades del vestuario, sino que también el tejado tiene filtraciones y goteras, y el piso de la instalación está completamente destrozado, lo que complica y hace peligrosa la práctica deportiva. El director indica que hace cosa de ocho años el Ayuntamiento renovó por completo el piso, pero pasó muy poco tiempo y volvía estar en la misma situación, por lo que hace falta una obra de más envergadura para solucionar el problema. A ello se suman humedades en casi todas las estancias del inmueble. "El gimnasio está para darle una vuelta entera", precisa el director.

Además, con la excepción de los vestuarios, la instalación carece de sistema de calefacción, lo que hace que las clases durante el invierno "sean muy penosas" por el frío que hace en las aulas.

Mientras se prolongue el cierre de la estructura, las clases de Educación Física se impartirán fuera, si el tiempo lo permite, o se harán actividades en el aula.

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