A las siete menos cuarto de la tarde de ayer se abrió al tráfico la carretera AS-29, que comunica Cangas del Narcea con Ibias a través del Pozo de las Mujeres Muertas, en su punto kilométrico 32, donde el pasado 5 de febrero se produjo un argayo de grandes dimensiones que cortó la carretera. Solo un carril quedó habilitado y el tráfico se mantuvo regulado por medio de un semáforo; suficiente para que los vecinos de la zona respirasen aliviados.

La previsión era que a las seis de la tarde ya estuviera habilitado el carril de paso, por lo que numerosos vecinos, tanto de Ibias como de los pueblos cangueses, que se habían quedado al otro lado del argayo comenzaron a acercarse a esa hora hasta la zona cortada para pasar, si bien tuvieron que esperar unos minutos.

"Hoy tenemos que esperar aquí un poco, pero merece la pena porque ir a Ibias por el Connio o por Tormaleo es mucho más largo", explica Jaime Álvarez, vecino de Ibias que estaba pasando unos días en Gijón y decidió volver al pueblo ayer por el anuncio de apertura de la carretera del Pozo de las Mujeres Muertas.

Amparo Labrada, trabajadora de ayuda a domicilio que atiende a varios mayores de los pueblos cangueses de Monasterio del Coto y de La Viña, también aprovechó la apertura del carril para subir a verlos. "Para los vecinos y, sobre todo, para la gente que necesita ayuda fue un incordio, fueron unos días complicados, pero al final el arreglo fue más rápido de lo que pensábamos", dice.

La Consejería de Infraestructuras anunció que la próxima semana se ejecutará el muro para reponer el carril de la carretera que resultó afectado por la caída de la roca. Además, informó de que el coste de la retirada del desprendimiento y de la estabilización del talud sube a 104.022 euros. Infraestructuras trabaja también en la reposición de un carril hundido en la vía AS-34, que une el Pozo de las Mujeres Muertas con Berducedo (Allande).