El Ayuntamiento de Tapia quiere zanjar de una vez por todas la polémica suscitada en torno a la publicación de la toponimia oficial del concejo el pasado enero. Si ya quedó claro que el municipio seguirá llamándose Tapia de Casariego y no Tapia como se publicó por error, ahora el gobierno local ha planteado a Cultura que se recoja la doble denominación (Tapia/Tapia de Casariego) para la capital del concejo y también para la parroquia. Así se lo trasladó el regidor, Enrique Fernández, al director general de Política Lingüística, Fernando Padilla, en una misiva en la que constata la "sensibilidad" que generó la propuesta aprobada según la cual la villa se denominaría Tapia a secas. "La mayoría de las personas del lugar y otras prefieren y nos piden a todos que la capital y parroquia Tapia se denomine también Tapia de Casariego como el concejo. No vemos ningún motivo para que esa modificación no sea aceptada", precisa en la carta el regidor. Fernández también remitió a Cultura el escrito presentado por la asociación Amigos de la Historia de Tapia defendiendo la doble denominación por razones históricas y también para diferenciarse de otras localidades españolas con nombres similares.

El Alcalde indica que existe un "entendimiento" con Cultura en esta propuesta y que no han puesto inconveniente a esa doble acepción. No obstante, sí que han pedido al gobierno local que la propuesta sea aprobada en pleno, previamente a su publicación en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA).

Además de la corrección del nombre del concejo y la incorporación de la doble denominación para la villa, el gobierno local ha solicitado a Cultura la corrección de otros errores detectados en el listado de topónimos.

El pasado mes de enero y tras doce años de trabajo se publicó la toponimia tapiega en el BOPA, un paso que se produjo tras la aprobación plenaria de la propuesta. El problema fue que por error se publicó como oficial el nombre de Tapia para el concejo y no Tapia de Casariego como aprobó el pleno. El cambio generó un aluvión de protestas entre los vecinos, que recogieron en apenas tres días 4.000 firmas contra el cambio de denominación.