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Cudillero confía en tener más éxito que en los 80 con su plan para el anfiteatro

Incentivos para la rehabilitación de viviendas e implantación de una zona comercial, los ejes del proyecto municipal para salvar un barrio "enfermo"

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Este es el estado de las casas del anfiteatro de Cudillero

Una última oportunidad para un barrio emblemático, pero enfermo. Cudillero fía a un nuevo plan la salvación del anfiteatro, que ya vivió un proyecto frustrado en los años ochenta. Desde la plaza de La Ribera, y alzando la vista, no es complicado divisar una docena de viviendas cerradas a cal y canto, otras cinco o seis a la venta y un par más que necesitan una reforma de manera inmediata. Uno de los reclamos turísticos por excelencia del Principado, este barrio típicamente marinero que protagoniza miles de postales, está "enfermo" por dentro. El propio envejecimiento de los vecinos, las dificultades de los accesos y las trabas para las reformas, en tanto cuenta con la protección de bien de interés cultural, afectan al conjunto.

"El anfiteatro está enfermo. Es uno de los mayores reclamos turísticos que tenemos en el municipio, y queremos revitalizar y repoblar toda esa zona mediante incentivos o ayudas para que se puedan reconstruir las viviendas", explica el alcalde, Ignacio Escribano (PP), quien trabaja en un plan que permita reducir los trámites burocráticos y que anime a adecentar los edificios en peor estado. "También estamos pensando en implantar una zona comercial, para darle más vida", asegura el alcalde popular cudillerense.

Esta zona de la villa pixueta fue el germen de lo que ahora es Cudillero. "Los primitivos habitantes de la localidad construyeron, en un primer momento, casas en las dos colinas que rodeaban el puerto", relata Juan Luis Álvarez del Busto, cronista oficial del municipio, quien explica que el anfiteatro "era el lugar que habitaba el pixueto de toda la vida; era el Cuideiru auténtico". Un barrio de pescadores, con un gran trajín escaleras arriba y escaleras abajo, protegido y con vistas al puerto.

También recuerda Álvarez del Busto el plan de rehabilitación integrada que se impulsó en los ochenta, con el mismo espíritu del proyecto actual, pero que, a causa de cambios en el Gobierno de la nación, no se llegó a completar. "Se realizaron algunas actuaciones, como la instalación de gas ciudad en la zona de La Reguera, y se dieron algunas subvenciones", apunta el cronista oficial, pesimista con respecto a la situación actual: "Se está perdiendo paisaje y paisanaje. Se está cayendo lo que llama la atención, y cada vez hay menos vida en el anfiteatro", dice. Y pide que la Administración se implique en su cuidado "porque es uno de los tesoros arquitectónicos que conserva Asturias y creo que merece la pena apostar fuerte por este conjunto".

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