En el Colegio Rural Agrupado Tapia Castropol (del que dependen los centros de Figueras y Serantes) los alumnos no sólo aprenden matemáticas o lengua. También saben de dónde vienen los alimentos o lo que cuesta conseguir una lechuga. Y lo saben gracias al esfuerzo de sus maestros que este año han recuperado los huertos escolares con los que los más pequeños están más que motivados. "Vienen hasta en sus horas libres para cuidar las plantas. Están muy motivados con esta actividad y eso es positivo porque les ayuda a entender que la agricultura es un motor esencial de la economía", señala uno de los impulsores del proyecto.

Huerto escolar

Huerto escolar

Los propios alumnos y los docentes venden a un precio simbólico lo que van recaudando en los huertos. Con el dinero que se obtiene compran maquinaria y utensilios. Se trata de crear un espacio 100 por 100 ecológico y sostenible y en el que, además, se impliquen también los padres y toda la comunidad educativa. Los que más disfrutan, eso sí, son los más pequeños, desde primero de Infantil hasta sexto de Primaria.

El huerto urbano de los alumnos del CRA

El huerto urbano de los alumnos del CRA