Después de ver su monte arder y de luchar contra el fuego durante la oleada de incendios del pasado octubre, los vecinos de Llamas de Mouro, en Cangas del Narcea, ven ahora cómo la plantación va desapareciendo poco a poco y su monte se queda vacío. Han tenido que realizar la venta de la madera, a la que aún le quedaban unos años de maduración, para poder obtener su máximo rendimiento. "Estamos contentos porque, después de todo, ha podido venderse, aunque muy por debajo del precio que se podría haber sacado si no se hubiera quemado", reconoce José Antón, presidente de la Junta de Montes.
La venta de la plantación, mediante un convenio con la Consejería de Desarrollo Rural, se produjo en subasta pública, siendo adjudicada por más de 100.000 euros, de los cuales la Junta se embolsará el 75 por ciento y el 25 por ciento restante, la Consejería.
La forma en que se está realizando el transporte de la madera preocupa a los vecinos, por los camiones de gran tamaño que se están usando. Para salir de la zona de la plantación deben cruzar por una parte del pueblo en la que se encuentran con un paso estrecho entre dos casas y las plataformas de algunos de los camiones han llegado a rozar en la esquina de una de ellas, dejando visibles marcas y el escachado del embellecimiento de la fachada. "Queda por sacar más de la mitad de la madera y no queremos que acaben tirando la esquina de la casa", explica Antón, propietario. Pide que usen vehículos más pequeños o que los conductores se dirijan unos a otros en la maniobra.
En el pueblo también esperan el arreglo de la carretera, muy deteriorada en los últimos meses y para la que, según el alcalde, José Víctor Rodriguez, la Consejería está a punto de iniciar los trámites de contratación.
