El mal olor de los purines tiene sus días contados. Un producto compuesto por microorganismos naturales ha conseguido mantener a raya el hedor de los residuos que generan los animales y con ello disminuir la emisión de gases efecto invernadero.

Unas bacterias que se alimentan del purín son las que han logrado reducir la pestilencia de los pozos negros de las estabulaciones al acelerar la descomposición de aquel. "Cuando hay mal olor es porque hay bacterias que generan putrefacción; nuestros micoorganismos lo que hacen es desplazar a las patógenas y acelerar la fermentación", explica Fernando Rey, de Biopranaworld, creadora del producto, que en Asturias utilizan unas 70 ganaderías.

Además del control de olores, el uso de este activador licua el estiércol y el purín para facilitar su manejo y da fortaleza a los suelos. "Nosotros empezamos a utilizarlo porque teníamos un purín muy sólido que nos daba problemas, desde hace un año que lo usamos estamos encantados porque solucionamos el problema, el olor se redujo mucho y las fincas están más tupidas y tienen un color verde intenso", asegura Almudena Álvarez, de la ganadería Las Llamas, de La Oteda, en Tineo, donde ayer se mostraron los beneficios del producto.

Entre los asistentes a la muestra estaba el secretario general del sindicato agrario UCA, José Ramón Alba, que considera que el líquido, que se aplica de forma diaria en las explotaciones, podrá servir para evitar la puesta en marcha de la nueva normativa sobre purines en Asturias, con la que se busca prohibir el lanzamiento del abono orgánico en las fincas. "Vamos a hacer un estudio junto al SERIDA para analizar las emisiones de los purines que usan este producto, porque, si no volatiliza, será un argumento más a la hora de pedir que se pueda utilizar el cañón porque, si no, en Asturias es inviable", explica José Ramón Alba.

La aplicación del activador puede realizarse de forma automática o manual.